La hora llega puntual. Carente de toda cortesía irrumpe en mi habitación. Me deja anonadada, sin sonidos que articular. Sus besos me acallan. Su respiración me intimida. Mi camisón se despega de mi cuerpo. La oscuridad no le deja ver mis ojos dormidos. La hipnosis inunda levemente mi corazón. Él no deja aflorar mis sentimientos. Sus deseos arañan mi razón. No me atrevo a ser. Dejo que se extravíe entre mis pelos, por mis pechos, por mi pubis, por mi voluntad. No puedo recordarle que en mi situación es mejor usar profiláctico. Sera el primer vampiro que no muera a manos de una estaca.
Hola Adivín.
ResponderEliminarVeo que las vacaciones te han sentado muy bien y has regresado con una creatividad desbordante.
Un gran relato con un final sorprendente. Muy bueno, si señor.
Besitos de jengibre.
Pobre bicho, no es consciente de que aunque vampiro no es inmortal, podrá decir que ha pasado una noche de muerte...
ResponderEliminarSaludines
Jengibre, Jesus y Canoso, siento que mis incisivos se crecen a ratos. No sé si seré un blogvampiro. Lo que estoy seguro es de que buscare la mejor sangre para agasajaros.
ResponderEliminarBlogsaludos
Guau! Impresionada me has dejado. Un gran relato, un final sorprendente
ResponderEliminarBesos
Gracias Virginia. Me alegro que te guste y espero publicar otros que te sorprendan. Los tuyos no se quedan cortos.
ResponderEliminarSaludos