24/6/13

MICROINVITADOS 31

ALBERTO FLECHA
 


Lo primero, quiero agradecer a Nel su amable invitación a participar en su blog y, también, su fe en mí: ni siquiera me considero un microrrelatista. Soy un desastre para fingir géneros, cuando no dudo directamente de la posibilidad de asignar un texto a uno de estos compartimentos estancos. Pienso que la literatura son palabras, nada más, con plasticidad y capacidad de sugerir. Esto, creo, lo aprendí de Oneti o de Carpentier o de Valle o del mismo Rulfo en cuyos textos a pesar de pasar (o suceder), pasa también el lenguaje vestido de sí mismo, como en eso que llaman poesía. Por eso, cuando me pongo a escribir (mucho menos de lo que quisiera), puede salir cualquier cosa. Antes, trataba de dirigir la flecha, ahora trato de dejarla ir sola, que vaya donde quiera. O donde pueda.

 

El micro que dejo aquí es uno de esos donde trato de trabajar el estilo, por eso creo que es de los que más me definen. ¿Cómo llego a ellos? Sobre todo me dejo llevar por una cantilena interior. Algo así como un cauce musical por el que discurre la historia, una especie de fluir controlado de conciencia. A veces parto de una frase, otras de una imagen puntual y luminosa que no puedo apartar de la cabeza. En éste, en concreto, ni siquiera tenía idea de quién era el personaje que se revela al final; hasta para mí fue una agradable sorpresa.

 
 

SUMINISTROS

Y saca del mostrador la bandeja para enseñar el género; un trozo de carne verde, no mucha, sanguinolenta, cortada al tajo de machete. Vuelan en ochos a su alrededor decenas (centenas) de moscas que brillan como brillan las pupilas del cliente. Son destellos verdes, azules, amarillos… “¿A cuánto?” “A seismil” Pues acepta; es caro pero compensa. El dependiente asiente y toma el cazamariposas más pequeño. Con un añejo movimiento de muñeca enreda decenas (centenas) de los insectos nerviosos y de allí al frasco. Se aceleran los movimientos y zumbidos. “Tenga, seismil”. Las manos de la rana que se atiernan sobre el tesoro y al rato, en la calle, mirándolos al sol. Destellos. Y esa lengua golosa que pasea de un lento latigazo por la calva.

 



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17/6/13

JUEGOS CAMBIANTES


 
Se me permitirá decir que la vida que llevó este ruin patán que os habla empezó a torcerse desde bien mocoso. Mi vieja curró para una señoritanga solterona y su sucio minino, ambos se pavoneaban por entre las casas más lujosas del pueblo mientras  prestaban sus servicios de maldiciones al parné roñoso. Mi vieja sustrajo de su domicilio aquel muñeco de color indefinido que tanto servicio me hizo. Tenía en su espalda una faltriquera donde meter mis secretos que no eran otros que los que afanaba a mis rivales. Ya se sabe, cosas de mozalbetes.

Con el tiempo, descubrí el juego que se traían aquella patrona desalmada y su repulsivo micifuz. Fue entonces cuando empecé a realizar mis pinitos en el difícil arte de la maldición. La cosa principió lanzando grandes chorradas y acabó enviando pequeños sufrimientos que mis contrincantes no tenían más remedio que padecer por mi. Resistieron desde cargas de penas carcelarias infames hasta sorpresas de éxitos financieros de este tunante su seguro servidor.

Hasta ese día en el que fui a sacar de su cubil a mi muñeco y no lo encontré. Husmeé por todos los lados sin ningún resultado venturoso. Comencé a notar que la suerte se retorcía desfachatada hasta rematar con mi persona en el trullo. Me cayeron trece años y trece días por apropiación indebida.

Y el caso es que ayer he sentido como arañazos por todo mi cuerpo.



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10/6/13

EL LACAYO DEL ABUELO


 
Mi yayo Alejandro José se había enterado de mi ronda por las pistas de esquí de Suíza y se había mosqueado mucho por no haberle avisado a tiempo. Sacó una mochila de la alacena polvorienta de la mansarda principal de la mansión y me la cedió junto a su negro lacayo. Mencionó que un íntimo suyo se acercaría a mi supermegahotel de Zurich para retirar aquella monísima y encantadora mochila Chanel de mi yaya Mercedes Augusta.

 
Fue archimolesto buscar un asiento de zona Vip en el que se me observara desde cualquier parte del aeropuerto. Además, desde allí también podía inspeccionar todos los pasos que daba el lacayo negro en la facturación de mi equipaje. De improviso, medio cuerpo de la ley salió de los más recónditos parajes del lugar y apuntaron sus desastradas metralletas al cochambroso lacayo negro. Mira que le tengo dicho al yayo que no contrate a inmigrantes. Si no lo digo por racismo, solo lo hago por pura higiene del hogar.
Llamé por el iPhone a papuchi que me expidió de inmediato a su chofer filipino. Él se encargó de recopilar todas mis cautivadoras maletas Loewe y la cocada de mochila Chanel. Fue entonces cuando denoté que el muy granuja del lacayo negro se habia apoderado de la fascinante mochila de mi yaya Mercedes Augusta. A saber la clase de andragosa patera en la que iría aquella pobre francesita que mi yaya tanto cuidó. 

 
En el vuelo no logré sustraer mis pensamientos del fino regalo que mi yayo Alejandro José habría mandado a su intimísimo suízo. En el fondo me era megahidráulico, seguro que un harapiento negrata no habrá sabido sacarle provecho a tan exquísito presente.




He estado meditando en el desierto pues me había mareado al volver a publicar en el blog. A veces es bueno pensar las cosas y luego ir a ellas con todas las consecuencias. Ahora ya no es improvisación, sé lo que quiero y me presento muy contento ante vosotros. Una nueva etapa se abre ante mi y espero no defraudaros. Lo primero, no soy más Adivín Serafín, a partir de ahora me presento ante todos vosotros con mi nombre de escritor: Nel Morán. Lo segundo, ya lo iréis viendo...

También quiero haceros llegar un libro electrónico de un amigo: Jesús Contreras. Muchos de vosotros lo conoceréis por su blog Intitulado que hace algún tiempo publicaba y del que todavía tengo mono. Es un libro de 101 microrrelatos que se dejan querer. Su estilo sigue siendo muy suyo: lo definiría como un surrealismo muy realista, una dualidad que solo él es capaz de hacer. Si lo quereis conseguir lo podéis hacer en http://www.amazon.es/Frugal-ebook/dp/B00B9ZUXWA/  . Su título es Frugal y espero que os encante.

Ya estoy preparando otro micro...

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