28/10/10

MICROINVITADOS

Antes de nada, informaros que la próxima quincena este blog estará de cumpleaños. Cumplirá un año y hará su entrada número cien. Se empezará publicando el día 2 de noviembre un En corto de los primeros, prosiguiendo el 3 con el primer capítulo de la blognovela que se publicó en el inicio, el 4 con el primer microrrelato y el 5 con el primer Lienzo Escrito. La siguiente semana se publicará el día 8 un Sensaciones nuevo (ya que son pocos los publicados), el 9 un nuevo En Corto y el 10 (día que se cumple el año) habrá un micro especial para el día.


Y hablando de los inicios de esta bitácora, Jengibre fue una de las primeras personas que se aventuró a hacer comentarios en este blog, es por lo tanto una persona valiente. Lo demostró con el tiempo, dio un giro a su timón y ha comenzado a escribir micros. Sí, sí, es de los locos que intentan amenizar a la gente en el menor tiempo y espacio posible. Su dulzura se mezcla ahora con gotas del más excelso licor de Microrrelatos. Me sorprendió hace unos días con este micro La Caja de Música, sin traicionar su forma de escribir deja entrever una nueva Jengibre que se vislumbra por su Los Cuentos del Hada Jengibre.


TRILOGÍA DE PARÍS (3): LA CAJA DE MÚSICA


Cada día pasaba por esa calle. A la salida del colegio. Aunque le suponía caminar un poco más. Pero tenía que pasar por el bulevar, tenía que detenerse frente al escaparate de esa tienda. Y allí, en primer plano estaba lo que tanto deseaba. La preciosa caja de música. El regalo que siempre deseaba, pero que nunca recibía. Brillaba, iluminando todo el escaparate. Blanca, con pequeños arabescos dorados. Y esa música, que a pesar del grosor del cristal que la apartaba de ella, podía escuchar con toda claridad. Una música mágica e hipnótica. Sin saber muy bien porqué tuvo el impulso de cogerla. Miró a través del cristal y no vio al vendedor. Se decidió, abrió la puerta, emocionada por poder tener lo que tanto deseaba. La música parecía guiarla en su camino. La puerta se cerró con un golpe seco, pero eso no importaba, sólo deseaba tener la caja en sus manos. De puntillas, se aferró al estante, rozando la caja. Cuando por fin pudo alcanzarla, sintió como si una poderosa fuerza tirara de ella hacia el interior de la caja. Sintió como cayera por un túnel oscuro, perdiendo el conocimiento. Al despertarse, volvía a escuchar la melodía que tanto le gustaba. Pensó que todo había sido un sueño. Abrió los ojos. Un grito escapó de su garganta cuando descubrió que estaba rodeaba de espejos y en ellos reflejada la imagen de una pequeña bailarina, bailando sin parar la mágica melodía.


Rubo es un compañero de ciudad. Recorre las mismas calles, las mismas playas, el mismo muelle..., pero nunca somos capaces de vernos porque jamás nos hemos conocido fuera de nuestros blogs. En Cosechas del 74 escribe algo más que micros, está abierto a todo lo que cae por su pluma y muchas veces es un descanso para el viandante exhausto de tan pocas letras. Cuando le toca al micro escribirse es locuaz, sorpredente o simplemente meditativo. Su estilo es fresco, como la mar que nos baña a los dos. La semana pasada me hizo bajar a la tierra con un micro que me dejó acongojado, despertando en mí el espíritu asturiano de la solidaridad, en este caso de un niño, tan cercano al maestro que soy. La Zorra y el Niño no deja posibilidad al adelanto, así que te dejo leerlo.

La zorra y el niño



El niño, hundido hasta el vientre en el barro, alza la vista. Un amigo reclama su atención desde el cercano terraplén.

"Mira, mira."
Sus manos maltratadas sostienen unas hojas sobadas, restos de una revista del corazón. El dedo índice señala a una elegante mujer que asiste a una fiesta de sociedad.
"Aquí es donde van a parar nuestros diamantes."
El niño esboza una sonrisa, mira a su compañero, exclama con total convencimiento:
"Qué mujer tan hermosa. Me gustaría tener una novia así."

25/10/10

LIENZO ESCRITO

RECATO DIVINO




Su fama de casquivana le persiguía por todos los vericuetos del matrimonio. Su marido compró aquel plumífero para que la vigilara. Nada más que se acercaba a la casa en busca de su mujer, el loro repetía sin cesar las últimas palabras del amante de turno. Por mucho que ella se pusiera a hacer encaje de bolillos, a tricotar o a hacer ensaimadas, el muy cuco le retiraba su soldada, le llevaba a la casa del pueblo unos días y le regañaba.

Pasados dos años, el loro dejó de recitar las palabras licenciosas a las que tenía a todo el mundo acostumbrado. Nada más que significaba una cosa, su mujer se había recatado y comenzaba a ir por buen camino. Se hizo de misa diaria. Por las tardes iba a la sacristía a coser ropa y a planchar para los pobres. Entró como miembro de honor de adoración nocturna y, después de dejarle la cena preparada para su marido, marchaba a tan sacra misión.

En señal de confianza, el marido se deshizo del loro y le compró un collar de diamantes. Sin embargo, ella comenzó a adelgazar y a encerrarse en casa. Su marido le preguntó:

-¿Qué te pasa cariño?

Ella callaba y escuchaba. A lo lejos se oía la voz de la lorita del convento diciéndole:

-Si no vuelve mi loro del alma, tú no rezas con todo dios.


Ilustrado: Miguel Jiménez

21/10/10

SENSACIONES

LA MAR




Ola desolada

de tierra de olvido,

que se acerca y se aleja

afligida.

Ola devastadora

de voz desgastada,

que asciende y decae

cansada.

Ola virulenta,

ola íntima

que parte de su calma

amiga.

18/10/10

MERCADO DE DOMINGO


Miró a un lado y otro, oteando las calles con desconfianza. Lo peor de los robos está en la venta posterior de la mercancía. Pongas donde pongas tus ojos, te va a parecer que toda la gente te persigue. La gargantilla estaba incrustada con ocho diamantes. Ocho diamantes de desconfianza, de intranquilidad, que le alejaban del comprador a cada vuelta que daba por el rastro. Vio al señuelo. No había moros en la costa. Podía entrar en el callejón. Se acercó a la puerta. Una mano le paró. Alguien lo metió en el portal de al lado. Tras una breve lucha, el desconocido lo inmovilizó. Rodeó con sus dedos la gargantilla y el ladrón espiró.


14/10/10

MICROINVITADO

Indio tiene un blog silencioso, sin comentario. Sin embargo, en su sosiego, se esconden auténticas joyas sonoras. No te pierdas No Comments. Cuando menos lo esperas, te hace sentir vivo, ligero, candente, ... y tantos adjetivos más como micros te encuentras en su blog. Cuestión de Gustos ha sido el seleccionado, pero otros muchos estaban ya marcados en una primera lectura. Tan silencioso como su blog, me cautivo sin darme cuenta y ahora le dejo que lo haga contigo.

Cuestión de gustos


Al comienzo todo era muy fácil. Cedíamos en nuestras pretensiones alternativa y sucesivamente. Pero el paso de los años enturbió nuestra relación y ya no nos poníamos de acuerdo ni para elegir el destino de las vacaciones.


Ella siempre prefirió el mar, a mí me gustó desde niño la montaña.


Este verano, decidimos separarnos.


Ella, embarcaría su equipaje en un avión para sobrevolar el océano Atlántico, rumbo al Caribe; a mí me esperarían las cumbres alpinas.


Lo peor es que mientras yo me quedé colgado de una soga, mi sombra en libertad, huyó con gran celeridad.

11/10/10

MINUDANZAS


La llamada fue tardía. En la comisaría sólo quedaba el retén de noche. Cogí el teléfono y la voz sonó callada, como ida. Un hombre había llegado aquella semana a su barrio. En la casa se oían ruidos extraños. Había escuchado en la radio lo del psicópata en la ciudad y correspondía a la descripción de aquel hombre. Colgó. No dijo ni barrio, ni calle, ni casa.


A la semana me volvió a tocar guardia. El teléfono sonó incesante. La voz habló repetida. Afirmó que éramos unos dejados, que no nos habíamos preocupado lo más mínimo del psicópata. Le recordé que no había dejado ninguna dirección y así difilmente lo íbamos a coger. La dio y colgó.

Empezamos la investigación. Se trataba de un hombre de pelo lacio y castaño. Su cara denotaba cansancio. Sin embargo, sólo se le veía salir a la compra por las mañanas y volver a encerrarse en la casa. Después de hacer el seguimiento, el hombre casaba con la forma de actuar de un psicópata. Pereparamos un combinado de policía local y nacional, en sus medidas justas para que no chocáramos e hiciéramos mucho ruído. Entramos por el tejado, el portal y el club nocturno. La puerta cayó. El hombre salió esposado. Los gatos no dejaban de maullar. Pedían leche y su amo no estaba para alimentarlos. Cuando montamos un operativo, no nos andamos con chiquitas. Con un poco de suerte el hombre sólo saldría acusado de pederasta. Por supuesto que era de gatos, pero pederasta. Minudanzas.

Ilustrador: Miguel Jiménez

7/10/10

DUDA EXISTENCIAL



El despertador sonó con más potencia de la esperada. La cabeza apenas puede aguantar el más mínimo ruido. No me acuerdo de dónde puse la espuma de afeitar. La cuchilla, tengo que cambiar la cuchilla. Aquí está la muy ladina, un ligero movimiento y a colocarla en la maquinilla. Me fastidia repartir la espuma hasta en los dientes, debo poner más cuidado.  A empezar el afeitado; siempre lo hago por el cuello para que la espuma no se extienda por mi bata. Pero… ¿qué son esos chillidos? La cuchilla tira de mi mano, se va de mi piel. ¡Condenada cuchilla! Parece como que me tenga alergia. ¡Ah, me he cortado! ¡Maldita bastarda, conmigo no vas a poder! ¡Ah! Vaya tajazo, mejor cojo la toalla para secar la sangre. ¿Pues no parece que está lloriqueando la muy condenada? ¡Lo que me faltaba, una cuchilla pacifista! Conmigo no vas a poder. Te voy a tirar a la basura. Aunque tengo una duda existencial: ¿Dónde te tiro, a la basura para reciclar o a la orgánica?