29/4/13

EL CIELO PUEDE ESPERAR


 
Mi vida apenas gozaba de popularidad hasta que un día apareció mi fotografía en toda la prensa. “Acusado de matar a su jefe se da a la fuga”. “Se busca asesino en paradero desconocido”. “Estropea el chaqué de su jefe con un rifle de marca vulgar”… Mi calvario comenzó entonces: me entregué, proclamé mi inocencia y no me creyeron. Vi declarar que me habían visto cometer el crimen a perfectos conocidos a los que no reconocía. En apenas tres sesiones di con mis huesos en prisión. Mi estancia  no fue larga en tan selecto lugar: alguien me clavó un puñal, matándome sin acritud alguna…
Nada más llegar al Cielo, el Señor de las Llaves me aseguró que después de muertos todos éramos iguales delante de nuestro Señor. Ahora estoy aquí, en esta inmensa habitación que nos lleva a las puertas del futuro. Me niego a cruzarlas. Esperaré con paciencia a que aparezca alguna de las personas que cometió la tropelía.

 

Pasaron muchas almas, muchos meses y años, mucho aburrimiento y mucha miseria (no pensé que hubiera tanta). De los susodichos culpables no vi ni la estampa: o eran muy longevos o tenían ya que estar muertos.
Logré colarme de nuevo en la entrada y hablar otra vez con el Señor de las Llaves. Su respuesta fue suave y a la vez muy contundente:

-Es que esos señores son de la casa y entran por el jardín.

 
Después de más de un año de silencio, he vuelto a publicar. Esta vez no va a haber día fijo de publicación, la cosa será un poco más anárquica. Saludos a todos.
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