8/4/10

SEMANA DE PREMIOS

Canoso me ha concedido tres premios y Jengibre uno. Canoso me ha dado los premios Genuine Blog, Blog Vip y Vale la pene fijar el ojo en este blog. Jengibre ha repetido con este último. Ahora me toca repartir los premios entre los blogs con los que guardo más aproximación. No voy a repetir cuatro veces los premiados, son siempre los mismos, porque estoy preparando mi viaje de vacaciones y me han pillado con el paso cambiado, una es suficiente:


Para Genuine Blog hay que añadir una cita de cosecha propia, ahí vamos:

Pensar no es facil, razonar para que contar.

FUEGOS SIN ARTIFICIO

Mi salida del hospital fue por la puerta de atrás. Los policías me observaban con cuidado, vigilantes que no me ocurriera nada. Quién me iba a decir a mí que aquel hombrecillo enclenque, que me traía el correo o me servía el café, sería mi enemigo más buscado por todas las fuerzas de seguridad. Cepeda me esperó con su puerta del coche abierta. Alejandro, mi compañero de fatigas en el diario, me sonrió mientras me ayudaba a dejar a un lado la silla de ruedas. Me costó mucho meter mi cuerpo en la parte trasera de aquel coche tan lleno de filigranas. Se notaba la mano de Rosita en cada recoveco del automóvil. Cepeda me hizo una genuflexión y cerró con suavidad mi puerta. La comitiva se adentró en la ciudad con sus sirenas retumbando a cada paso que dábamos. Pronto me di cuenta que no me llevaban a mi casa. Parecía el camino del periódico, pero al llegar a sus puertas los coches continuaron viaje. Empecé a ver a Jengibre a lo lejos. Después la vi al lado de Juan, Manu, Nicolás y Canoso. Eran las puertas de aquel restaurante de tanto cuento que siempre pasábamos a su lado como pidiendo perdón. Los coches pararon. Cepeda abrió diligente para que yo pudiera salir. Abrazos, besos y saludos. Me cabeza los fue asimilando poco a poco.


-Nuestro restaurante –dijo Alejandro-. No había juerga que se preciara que no reserváramos mesa para los redactores de algún periódico amigo. Hoy sí es para ti.

Al fin me hacía una reverencia su portero. Su hall se encontraba vacío. El metre dejó ver su bisoñé. Nos saludó majestuoso, sobrado de protocolo y amaneramiento. Por sus palabras se sobrentendía que el restaurante estaba reservado nada más que para nosotros. La comitiva fue superando las etapas hasta llegar al comedor. La sala estaba llena de gente que había pertenecido y pertenece al periódico. Todos querían hablar conmigo, desearme una pronta recuperación, ponerme enseguida al frente del periódico. Por el fondo apareció Javi, con su silla de ruedas en ristre, a gran velocidad. Me lancé hacia él. Me sonrió. Le besé. Le abracé. Me dio las gracias y yo le dije que tendría que ser yo quien se las dé. Todos aquellos años cuidándome y yo haciéndome el sufrido. Ahora nadie nos separaría.

Mis padres fueron los primeros en separarnos, ansiosos de mostrarme su paternal cariño. Después fue el metre, anunciando el primer plato. Todos nos sentamos menos Javi, que ya lo estaba. Mi hermano. Mi protector hermano.



Los postres llegaron inundados de brindis. Todos esperaban el mío. La verdad que no tenía ganas de ofrecerlo. Si había alguien que se merecía recibirlos y echarlo ese era Javi.

-Sé que estáis esperando mis palabras, pero yo creo que es más merecedor de ello mi hermano Javi…

El pobre siempre se veía cortado por algo. Unas voces nos llegaron de afuera. El metre se acercó a mi oído. Salí corriendo. Las miradas se clavaron en mí. Les grité que habían incendiado el periódico. Sólo me acuerdo de que el humo se acercaba despacio, lleno de sirenas y vocerío. Un niño se me acercó y me dio una nota. Instintivo, la tiré entre el fuego. Estaba allí. Mirándonos. Como siempre. Con su cobardía asesina.

5/4/10

LA CARIDAD BIEN ATENDIDA

Quien por su gusto socorre, jamás de viborearlo se cansan.

SER O TENER ...

Un constante graznar taciturno y cansino hacía suya la palabra reñir. Desde pequeñas no dejaban de competir la una con la otra, logrando que sus padres las abandonaran en pleno aprendizaje. Empezaron con la comida. Su nido se llenaba de los manjares más sabrosos y de mayor tamaño. En la pubertad, como buenas urracas, iniciaron su rivalidad por los objetos con más brillo. Competían por el tamaño, la forma y el color de los objetos, con tal de que las deslumbraran. Ahora, cuando se van a separar para crear sus nidos, han decidido convocar un concurso para elegir a aquella que posea el objeto más brillante. Como único jurado, han nombrado a un pequeño gorrión. Sin apenas salirle la voz de su cuerpo, y con miedo a ser ajusticiado, les dice:


-Ninguna de vosotras es capaz de superar al señor búho. Con la sabiduría que le da la edad, él es el ser más brillante de todo el bosque.