31/5/10

ARTE



Su entierro se fue consumiendo entre llantos y rezos. Apenas la familia, algún amigo y el desconocido llenaron los alrededores de su fosa. Todos miraron su cuerpo antes de ser cubierto por la tierra: con aflicción la familia y amigos; con desdén el desconocido.


Decían que procedía de la casa real. Veraneaban por los alrededores y se acercaban a las calas atestadas de turistas, llenándolas de glamur y encanto. El desconocido era el único que mostraba cierto interés por la gente del pueblo; bueno, por la gente del pueblo no, por el difunto y sus cantos mañaneros. Escuchaba atentamente los despertares del finado, mirando al sol y cantando aquellos celestiales quiquiriquíes que dejaban boquiabiertos hasta al obispo y sus prelados amigos. El gallo real tomaba notas de cuanto oía y se marchaba con su pico apuntando a las alturas. Nunca le dirigía la palabra, no merecía la pena conversar con tan basto linaje. Pasados los meses, sus cantares se editaron en un CD, con varios gorgoritos y algún que otro desafino, todo ello fruto de las geniales improvisaciones reales. Ahora, muerto el gallo pueblerino, sus robadas notas le servirían para que las improvisaciones sustituyeran al cantar clásico, logrando así que la élite disfrutara con tan inolvidables partituras.

En el pueblo, sus gentes disfrutaban con los afinados quiquiriquíes del nieto del gallo enterrado. Lejos de la realeza, aún quedaba la sapiencia del ARTE con mayúsculas.

4 comentarios:

  1. Hay cosas que enlatadas pierden todo su encanto. Aquí ocurrió como en una iglesia cercana que colocaron en vez de campanario, un altavoz con la campana grabada...

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  2. Pero qué altaneros y chulos son los gallos reales. Lo que me extraña es que en el cedé salieran gorgoritos y desafinos. Esto debió ocurrir en una época en la que las tecnologías aún no le metían mucha mano a la voz. Si no, el 'elepé' le hubiese salido bordado, impoluto.

    Por cierto, me doy cuenta de lo importante que puede llegar a ser la descendencia en ciertos casos.

    Un saludo, Adivín.

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  3. Hola Canoso. Cada vez que me nombran a la iglesia me pongo a temblar, son capaces de todo. Lo mejor de ellos son los cepillos, te cepillan de todas las maneras posibles. Se cepillarían hasta el gallo catolicamente.

    Blogsaludos

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  4. Jesús, no te creas, hoy los CDs están llenos de gallos. Son tan divinos que se olvidan de su otra parte humana, se enchipan y miran de soslayo como diciendo que solo ellos pueden perdonarte la vida. En cuanto a la realeza, de ella espérate todo.

    Blogsaludos

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