10/1/11

REGALO DE JESÚS CONTRERAS

NADA


Los débiles rayos del sol entraron por el túnel que las sucias y astutas ratas habían excavado en el suelo. La difunta niña enterrada la fría tarde anterior se despertó, alzó la tapa de su ataúd de caoba y, al verse sin nada dentro y fuera, lloró como una magdalena. Se puso a lloviznar. La lluvia compuso un triste adagio sobre el mármol de la tumba y los crisantemos naranjas y las rosas blancas se arrancaron a bailar. Elvira corrió a buscar consuelo entre sus padres, que dormían abrazados en un amplio ataúd en la parte baja de la litera de ladrillos. «Pero, ¿qué te pasa, hija?», le preguntó muy preocupada la madre mientras tomaba el pañuelo bordado de su ajuar funerario para secarle las cascadas de lágrimas. «Mamá, no me trajeron ningún juguete —sollozó—. Los Reyes Magos no han pasado por aquí, papá», y hundió la cabecita en el gélido pecho de ella.

Jesús Contreras                
 
Ha sido una eclosión de alegría cuando recibí el último e-mail de Jesús y venía con regalo incluido. No lo voy a negar, siempre me encantó cómo escribía micros en su blog y siempre es una gozada cuando te llega algo de él a tus manos. Sigue siendo el mismo Jesús, ese irreverente reverente lleno de sarcasmo y sencillez compleja. Ánimo Jesús, lo tuyo es escribir y todavía no se han dado cuenta los chupatintas de algunas editoriales. He roto mi silencio para él y vuelvo de nuevo a callarme. La novela va bien y todo parece indicar que para marzo acabaré ese primer borrador que luegos exigira de mi trabajo pero no de mi exclusividad. Hasta pronto.