EL ASCENSO

Empecé hace ciertos años de cajera en un super. Parecía que me hubieran echado una condena de cárcel sin especificar el tiempo. Mi cabeza no había nacido para despilfarrar mi vida en algo tan insignificante. Me esperaba algo grandioso. Se tardó seis días en hacer el mundo y al septimo descansó el Señor, pero tuvo que despertar de nuevo cuando empezó mi gestación. Para mí que se equivocaron al elegir a mi madre. Se lo hice entender toda su vida. Mi marido tenía un oficio más importante que el mio. Unas pastillas arruinaron su profesión. Libre y sin carga de hijos, más que nada por la menopausia, comencé mi carrerón. Se me daba muy bien las zancadillas y empujones. No había quien se me pusiera por delante. Al fin hoy me lo notificaron. Estoy preparando mis maletas. Un cargo de carácter internacional se me pone a mi alcance. Voy a ser Coordinadora General de Desastres Aéreos en el Himalaya.