El ogro, con su relamida chaqueta y su vaporosa corbata, se desplaza a la oficina pensando en los cadaveres del día de sus eficientes manzanas podridas.
Aunque hay excepciones, creo que en general los ogros andan bien vestidos, pero el problema son sus cortesanos: nadie sabe cómo logran disimular la podredumbre.
¡Yo me topo con ogros de esta guisa casi todos los días! Supongo que la mayoría de nosotros, personas normales que tenemos que lidiar día a día con nuestros quehaceres.
Hola Maria Luisa, más encantado estoy yo, eres una de las primer microrrelatistas con las que tomé contacto y pienso que tengo contigo una cuenta pendiente.
Aunque hay excepciones, creo que en general los ogros andan bien vestidos, pero el problema son sus cortesanos: nadie sabe cómo logran disimular la podredumbre.
ResponderEliminarUn beso Adivín
Me gustó. Muy mala leche jeje.
ResponderEliminarUna fantasía muy cercana pues es fácil encntrarlos ya sea con corbata o con tacones.
ResponderEliminarBesos.
Yo podría reconocer a unos cuantos de esa especie ;) Besos
ResponderEliminarHaberlos haylos, por mucha corbata que lleven. No hay que fiarse.
ResponderEliminarUn saludo indio
Hay muchos de esos por ahi jaja
ResponderEliminarme encantará que el micro forme parte de tus micros invitados, yo entantada :D
un beso
Son los de la sonrisa más reluciente.
ResponderEliminarEn el congreso también hay unos cuantos.
Un abrazo.
Muy buena metáfora, Adivín.
ResponderEliminarA ver si no nos topamos con ninguno
Un abrazo
¿Era vegetariano, el pobre?
ResponderEliminarTe sigo.
ResponderEliminarLo que yo echo en falta son aventureros que salven el reino derrotando a tantos ogros como hay.
ResponderEliminarUn saludo del bardo.
(me alegra ver que estas activo)
¡Yo me topo con ogros de esta guisa casi todos los días! Supongo que la mayoría de nosotros, personas normales que tenemos que lidiar día a día con nuestros quehaceres.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, Adivin!
Manu UC.
Hola Patricia, los sebosos y pelotilleros son los peores, a mi me revuelven las entrañas.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Cybrghost, ¿la mia o la del ogro?
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Chula, poder tenerte por mi blog me hace olvidarme de los ogros.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Maite, la pena es que están a nuestro lado y de vez en cuando te lanzan un mordisco.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Indio, me sigue rondando tu patria de origen, Aragón. Es un lugar que siempre me traera buenos recuerdos, incluso con ogros cerca.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Maria Luisa, más encantado estoy yo, eres una de las primer microrrelatistas con las que tomé contacto y pienso que tengo contigo una cuenta pendiente.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Torcuato, me gustan mucho los de las camisas algodonadas, son tan blandas que dejan que entres en contacto con su piel dura.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Anita, crucemos dedos. Me alegra verte por aquí, en este tu blog.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Ma, nos seguimos. Este le da a todos los palos en esto de comer.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Bardo, en tu blog saldrán algunos ogros que no envidiarán al mío.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Manu, ¿quién digo miedo? Pareces del norte con eso de miedo yo nunca. Somos muy bravucones.
ResponderEliminarBlogsaludos
Como un jefe cualquier, no? je je
ResponderEliminarun abrazo
Buena crítica. Bien contado el trabajo de ese ogro. Como él, muchos.
ResponderEliminarAbrazos domingueros.
Hola Canoso, no solo jefes, hay ogros de todas las calañas.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Lola, bienvenida a mi blog, los ogros de los cuentos se dejan querer más que estos.
ResponderEliminarBlosaludos