Me dirijo a vosotros para contaros algo que en estos
momentos no recuerdo muy bien. Perdonadme, es la edad. Quería relataros una historia sobre una vieja
y sus hijos, o eso me parecía. ¿Y sería hijos o vecinos? En fin, no me hagáis
mucho caso, son recuerdos flojos. Y digo yo, ¿recuerdos o cuentos? Creo hacer
memoria cuando aseguro que yo era una chismosa de calibre en el barrio. A lo
que íbamos, parece ser que los hijos se querían deshacer de la vieja, es decir,
posiblemente de mí. Me suena que lo harían con un venenillo para ratones, como
si fuera un folletín de tres al cuarto. Ahora es cuando me toca hablar de los
vecinos, pero no atino muy bien al decir si ellos intentaban ayudar a la vieja
o a sus hijos. De lo que sí estoy segura es que el pastel me salió de rechupete.
Digo, no dejaron ni la guinda. Y lo más simpático fue que casi no me alcanza la
harina. Pero bueno, menos mal que tenía aquellos polvillos que me ayudaron a
completarla. Siempre me ando por las ramas, al grano Maria Luísa, al grano: la
vieja se salvó al final. ¿O era un viejo? No sé, quizás eso no tenga importancia.
Me parece que el martes me resulta más cómodo para publicar, así que continuaré los martes sacando mis nuevas ideas e invitando a la gente a mi casa. Blogsaludos.
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Al grano, y tanto que al grano.
ResponderEliminarBuena memoria no sé, pero buena mano, seguro.
Un beso
Principio de relatividad psicológica, si señor. El mundo se construye a través del lenguaje, este relato contruyó el mundo perfecto para las cosas que allí ocurrieron. Estupenda entrada del martes!
ResponderEliminarUn saludo.
¡Jaja! Me encanta este humor ácido.
ResponderEliminar¡Vaya con la vieja! ¿o era el viejo? ;-)
Aplausos, Nel ¿los oyes?
Un abrazo.
Este modo de contar, esta protagonista (o era este? jaja) que confunde lo que le conviene, esta apenas esbozada asesina disfrazada de víctima, es un hallazgo.
ResponderEliminarBravo!!!!
Abrazos admirados, Adivín
Adivin, la historia laberintica que da vueltas sobre si misma. Me encanta como la protagonista pierde su memoria y como muestras a través de ello toda la historia.
ResponderEliminarFabuloso.
Un abrazo y feliz 2012.
Me gustó Nel, por la forma de contarlo, por el tono de humor ácido, porque nos vas llevando como sin querer hacia un final o un principio, no sé, jeje
ResponderEliminarUn saludo indio
Como me gustan tus devaneos entre palabras...
ResponderEliminarMe gusta como juegas con nuestras mentes y como nos vas introduciendo apuntes, como saltos en el recuerdo... para contarlos al final que la historia más ácida que dulce a pesar de los pasteles...
Me voy con una sonrisota grande... besitos mediterráneos.
Esas equivocaciones se dan cuando la mente quiere recordar todos los recuerdos juntos.
ResponderEliminar¿Serán recuerdos?
Un saludo cordial y muchas felicidades en este inicio de año.
Hasta pronto.
¡Que ternura de abuela/o que pretende alegar demencia senil como atenuante!
ResponderEliminarBuenísimo, Nel. Me ha parecido que has elegido la voz idónea para narrar esta historia impregnada de humor ácido y retranca galaico-asturiana.
¡Chapeau!
Un abrazo, amigo.
¡Toma ya! olvidando y recordando y vuelta a empezar con la voz de este o esta anciana nos cuentas la historia.
ResponderEliminarRealmente genial la manera de contarlo.
Besitos
Jajaja, los mató callando, o mejor olvidando.Muy bueno Adivín.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Adivín, yo aún soy joven para confundir recuerdos con sueños y con cuentos, pero a veces me empieza a pasar, es normal con el pasar del tiempo :)
ResponderEliminarGracias por tu felicitación del año al correo y tu constancia, amigo.
Te deseo de corazón lo mejor para ti y los tuyos y un feliz año 2012!
Un abrazo enorme,
Manu.
Me encanta tu humor acido y como juegas con el lector, jaja Un abrazo
ResponderEliminarNo me pregunto de quién les vino la frialdad asesina.
ResponderEliminarMe ha gustado sobre todo la forma de contarlo. Es un micro muy fresco y divertido. Esa narración en primera persona hace que sienta simpatía por la vieja... o el viejo, o el hijo, o el vecino. Un abrazo por martes.
ResponderEliminarel polvillo ese que encontró seguro le dio muy buen sabor al pastel... ahora que picarona la olvidadiza que no lo probó!!
ResponderEliminarsaludos!!!!
Buen micro, Nel. Se va desplomando el suelo poco a poco hasta que de repente uno siente el vacío bajo los pies. Acertada técnica.
ResponderEliminarAbrazos,
PABLO GONZ
Feliz año, Nel. Que buen comienzo. Hablando de meros, ya sabes lo que es un pescado sentado en la butaca de un cine, ¿no? Un mero espectador. De simple tiene gracia. Saludos.
ResponderEliminar¡Bonito blog!
ResponderEliminarUn saludo
La receta del pastel lleva 1/4 de crónica negra, 1/4 de humor ácido y dos partes de talento. Muy original en la forma y muy inquietante en el fondo.
ResponderEliminarHistoria singular de recuerdos y olvidos. Me ha gustado mucho como la llevas.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y que los reyes sean generosos contigo.
Hola amigo, una entrada acida con un humor de fondo que a mi mucho me gusta. He estado pensando por donde saldrían tus palabras, ufff...
ResponderEliminarMe ha encantado. Un abrazo.
Casi no le alcanza la harina...ese casi sin importancia.
ResponderEliminarAbrazo grandote, Adivín. Qie llegue mucha magia.
jajajaja bueno, al fin y al cabo, nadie dijo que fuera tonta ¿no?
ResponderEliminar¡bravo! me encantan tus minis
abrazos desde el sur
Encantado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Octavius Bot
Me gusta esa Maria Luisa, con sus cosas, con su desmemoriada mente, con su intrincado mundo vuelto del revés por tu hábil mano para enlazar sus historias deslabazadas.
ResponderEliminarUn abrazo y publica cuando quieras que siempre tus minis serán bien acogidos.
Qué pedazo de relato, Nel. Has logrado perfectamente el ambiente de pueblo, la vieja (¿o viejo?), esa manera de contar la historia...
ResponderEliminarUn abrazo admirado!