A mis diecinueve años sucedió algo en Villapalofrío que nos
iba a cambiar nuestro punto de vista de las famosas leyendas urbanas.
Silvestre, regente de la tienda de ropa masculina para la plebe, vio como los
ahorros de toda su vida se los llevaban los señoritos prestamistas del dinero
ajeno con alevosía y lujuria. Al comprobar que el timo parecía legal, el comerciante
empezó a consumirse hasta que el pobre diablo llegó a parecerse a un auténtico espectro.
La última vez que lo vimos con vida fue cuando iba a casa de la bruja doña María
Luisa para que pusiera un conjuro a los canallas cien mil euristas. Cuando la
sierva del señor de la noche comenzó tan frecuente ritual, el pobre Silvestre se
empapizó brutalmente y tuvieron que darle una palmada en la espalda con tan
mala suerte que se tragó su dentadura postiza y se ahogó. En el funeral de
cuerpo presente empezó a correrse la idea de que Silvestre había terminado sus
días pudiendo lanzar el famoso conjuro a los billeteros ponzoñosos y a todos
los señoritingos que vivían del trabajo ajeno. Se llegó a asegurar que aquella
maldición iba a traer cola.

Mi pandilla pensó que todo aquello eran cosas sin
importancia y que doña María Luisa se tendría que esmerar un poquillo más. La
bruja titulada de la localidad lanzó entonces un conjuro de padre y señor mío
que aseguraba que la venganza iba a lograr cotas de mayor altura. Lo que algunos
no esperaban era que fuera al día siguiente, 1 de julio, fecha en que los
ocupantes de la Orilla de Oro empezaban las vacaciones en sus palacetes. Ese
día en concreto, como era de esperar, los cabezas de familias ricas se dirigían
a la sucursal de grandes genuflexiones a depositar en las cajas de seguridad
sus mayores bienes. Para tal evento se les ofrecía un pequeño ágape con vinos
franceses y pinchos elaborados por el chef de mayor renombre de la capital,
mientras uno a uno iban depositando sus posesiones en los sótanos. Un pequeño
olor a quemado les interrumpió inoportunamente en mitad de sus charlas animadas
y gustos agasajados. Venía de la zona de abajo. Todos empezaron a alborotar y a
mostrar sus caras más valerosas huyendo hacia la puerta principal. Una explosión
los pillo a todos alejándose. Acorde al informe policial se trató de una fuga
de gas en el local próximo. Los días siguientes al suceso, las ferreterías
locales tuvieron mucho trabajo vendiendo cajas fuertes e instalándolas. Vamos,
que les arregló el verano.
Los medios de comunicación del estado se plantaron en
Villapalofrío para acudir a una rueda de prensa del ayuntamiento en la que se
iba a garantizar la seguridad de la villa y se anunciaría a bombo y platillo
una gran inversión que iba a asegurar el futuro turístico de la zona. Aquello
levantó el interés de todos los habitantes que acudimos en tropel a la plaza
mayor. Después de una espera larga, empezaron a salir los periodistas que
descansaban medio atontados de la paliza lingüística que les había dispensado
el alcalde e intercambiaban las estupideces más importantes de su señoría. Sonó
el reloj de la plaza dando las doce. Dos estruendos avisaron de la posterior caída
al suelo de dos ventanas y el vuelo ligero de miles de papeles que salieron al
exterior del edificio. Los periodistas soltaran voces delirantes de asombro y
corrieron hacia las hojas voladoras para leerlas. Los noticieros de las radios y
televisiones interrumpieron sus respectivas programaciones de inmediato para
dar la nueva: se trataba de unos papeles que destapaban la corrupción más
salvaje de todas las villas de los alrededores. En los programas de cotilleo se
empezó a especular sobre si en el ayuntamiento había catacumbas o no, ya que el
alcalde y sus concejales salieron del consistorio sin ser vistos en cien
kilómetros a la redonda.
A la hora de escribiros esto no hay noticias sobre los
cargos públicos de la localidad. Pero lo que si os puedo informar es que en los
bares del pueblo nunca se sirvieron tantos chatos de vino. Silvestre seguro que
estará contento allá donde esté, algunos procuramos que su venganza no solo
estuviera en manos de belcebú y su sirvienta doña María Luisa. No sé en la urbe,
pero aquí, en pueblos y villas, es así como planificamos nuestras leyendas rurales.
.
Venganza bien servida, y fría muy fría: se lo tuvieron bien merecido.
ResponderEliminarSaludos.
No sé pero me suena mucho. Gracias por compartir Nel.
ResponderEliminarHola Rafa, las cosas o se hacen bien o no se hacen. Creo que en este caso se merecían que se lo hiciesen. Saludos.
ResponderEliminarHola Isabel, que raro que te suene, si apenas se dan casos. Gracias a ti por leerlo. Saludos.
Leyenda urbana o no.. al final "se hizo justicia"" y el que la obtiene es quien descansa.
ResponderEliminarUn placer leerte !!
Saludos y buena semana Nel
Hola MaRía, pocas veces se logra justicia, por eso en este relato la he querido ofrecer a raudales. Un placer tenerte como lectora. Saludos.
ResponderEliminarEscuchar leyendas rurales siempre me ha divertido; esa mezcla de realidad y fantasía, más lo que el tiempo va añadiendo de boca en boca, tiene un gran atractivo y más si se relata, como tú haces, con gracia y amenidad.
ResponderEliminarHe pasado un buen rato leyéndote.
Un saludo.
Hola Fanny, la leyenda esconde una verdad a gritos entre los brazos de la ficción. Se une a la realidad e hilvana aventuras que a veces resultan no creíbles pero impagables. Saludos.
ResponderEliminarLa venganza de ultratumba, no hay mal que dure mil años, muy buena esta leyenda rural, saludoss
ResponderEliminarHola Alejandra, la justicia a veces se hace muy a pesar de la gente que debe hacerla cumplir. Así de triste es la vida. La magia del texto está en hacerla cumplir a pesar de... Saludos
ResponderEliminarMuy buena leyenda, con venganza como corresponde
ResponderEliminarAbrazos
Hola Lapislázuli, en una leyenda rural encima está la venganza compartida, los jóvenes y la bruja hacen un papelón increíble. Saludos.
ResponderEliminarMuy buen relato Mel, como siempre divertidos. Abrazo.
ResponderEliminarHola Eduardo, gracias por tus palabras. Desde joven apuntaba maneras de no tomarme nada en serio, y así salí de mayor, que le vamos a hacer. Saludos.
ResponderEliminarDulce a la par que multitudinaria y muy merecida venganza. Divertido relato.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Manuel, gracias por tu visita. Es la venganza que muchos sueñan pero que no llega a este estado corrompido. El fuerte siempre cuenta con comer al débil pero de vez en cuando... Saludos.
ResponderEliminarSe saborea el relato, mmm qué rico! jejeje
ResponderEliminarAy Nel,quien pudiera hacer lo mismo que los habitantes de Villapalofrío!
Te dejo un fuerte abrazo.
Hola Ohma, quizás algún día logremos llegar a la mitad de lo conseguido en Villapalofrío, pero quizás, sólo quizás, sin mucha esperanza y sin mucha mala leche. Bicos y saludiños ceibes.
ResponderEliminarLas venganzas de ultratumba son algo que nadie puede esperarse, puede que no sucedan muy a menudo pero mejor así, no quiero ni ponerme en ese caso, aunque sea una leyenda…
ResponderEliminarHistoria que engancha desde la primera palabra. Un abrazo.
Hola Lola, la ultratumba muchas veces es el único camino que tienen los pobres para vengarse de los ricos. Es una venganza que se debe hacer con cuidado, los ricos tienen muy mal perder. Saludos.
ResponderEliminarLa justicia parece estar en manos de los que hacemos arte, brindo por relatos con finales así, Nel.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
HD
Hola Humberto, espero que te haya ido de rechupete en la feria del libro. Nuestra justicia es un poco la que les queda a los pobres, aunque sea más que nada. No sé, me siento un poco bajo cuando se lanzan proclamas, siempre las acabamos pagando los mismos. Saludos.
ResponderEliminarDe cuántas maneras "fortuitas" se puede morir... y qué bien descritas las situaciones.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Desdemipinar, te agradezco tus palabras. La muerte inunda la literatura y ha rellenado páginas y páginas pero, en el fondo, le gana el amor por goleada. Ya ves, otro intento fallido de ganarlo. Saludos.
ResponderEliminarCuando la justicia divina parece llegar en un tren siempre con un retraso in iternum, los hombres, menos tiquismiquis y más resolutivos, acaban, en ocasiones, por sentar sentencias.
ResponderEliminarPero en Villapondio de Abajo, la bruja Lola, titulada alquimista anda con mejunjes de colores. Creo que anda tras un bebedizo de amor inagotable, así que ya veremos... Broma.
Me gustó. Un abrazo.
Hola Albada2, en el mundo de la creación todo es posible, hasta que nosotros los hombres lleguemos a ser justos y equitativos. ¡Qué broma, eh! ¡Qué sería de nosotros si no hubiera sentido del humor! Saludos.
ResponderEliminar"Donde las dan las toman", una leyenda que tiene mucha sustancia.
ResponderEliminarHola Trimbolera, sustancia a todo trapo que es lo primordial. Es una pena que sólo pase en la ficción, en la realidad es más difícil la venganza si no tienes dinero. Saludos.
ResponderEliminarAquí, en Salta circula una leyenda urbana siempre para el tiempo del carnaval, es parte ya de nuestro folklore.
ResponderEliminarA veces la justicia llega por diferentes caminos, no?
Saludos, Nel. Un placer.
Hola Luna, hacía mucho tiempo que no sabía de ti. Veo que estás tan fuerte como antes, sigues escribiendo con la misma hermosura. Nos seguimos leyendo. Saludos.
ResponderEliminarFue un placer hallarte y leerte,
ResponderEliminarUn historia estupenda.
Saludos.
Hola Jorge, me honran tus palabras. Bienvenido a este que ya es tu blog, espero contar con tu presencia más veces. Saludos.
ResponderEliminar