Recorría la playa remojando mis pies y dejando que mi cabeza
se airease. Apenas quedaba gente, conviertiendo la hora en perfecta para
caminar por mis pensamientos. Una vocecilla rompió el ruidoso oleaje. Miré a un
lado y otro. Pensé que era un niño. La vocecilla se volvio a oir. Venía del
agua. No quedaban niños ni siquiera debajo de las olas. Insistió. Observé
inquisitivo allí de donde parecía venir la voz.
-Sí, es a ti. El que lleva ese gorro tan hortera.
No había duda, se dirigia a mí. Seguía sin vislumbrar a la
artífice de la vocecilla.
-Mírame, so torpe. Soy yo, la medusa que está a tu lado.
Al fin la vi. Di un paso atrás, con miedo a que me picara.
Me tranquilizó. Aquella que veía allí era una medusa encantada. Una bruja le
robó su vida de princesa y la metió a calzador en aquel mundo salvaje. Quería
que yo la salvase: la sacara de la indómita mar, la llevara delante de un
prícipe azul y hiciese que la besara.
Busqué un bote de cristal en mi infalible bolsa, lo llené de
agua y metí con un palo a la medusa (todavía no las tenía todas conmigo). Sali
de la playa, fui al aparcamiento y cogí mi coche. Mientras daba al encargado mi
tarjeta de usuario, me vino a la chola a donde llevarla. Salí de la ciudad
camino de mi casa de campo. Nada más llegar, no abrí la puerta ni encendí las
luces de la entrada. Llevé al tarro a una charca cercana, llena de ranas. Solté
a la medusa y me marché. A estas alturas seguro que encontró a la que era un
principe encantado, se besaron y colorín colorado.
.
"No quedaban niños ni debajo de las olas"
ResponderEliminarAdivín me encanta esta revisión que has hecho de los cuentos de princesas y ranas.
Besazos desde el aire
Adivin muy buena la fabula. Por un momento pensé que la llevarías a la Zarzuela o algo parecido. Pero tu resolución mejor.
ResponderEliminarMe gustó mucho, un saludo.
Me gusta que seas precavido, un palo siempre ha solucionado los problemas del hombre. Genial!!
ResponderEliminarTal vez cuando decida volver a su casa de campo se encuentre conque está ocupada por lady Medusa, esposo y prole. Porque la charca, si hubo éxito, les ha quedado pequeña seguro. Me gusta el efecto del lenguaje del narrador amortiguando la sensación de cuento clásico para niños.
ResponderEliminar¿Un meduso y una rana o una medusa y un rano? Me quedo con esa pequeña duda ¡jaja!
ResponderEliminarTu cuento deja un regusto urticante.
Besitos.
Qué bueno jajajaja y encontró al principe, pero lo mismo murió antes de nada, ya sabes, no son de agua dulce.
ResponderEliminarbesos
Gran giro final, Adivín!!! Me has sorprendido y hecho sonreír.
ResponderEliminarEncantador micro, de todas las maneras que la palabra encantador quiera tomarse.
Abrazos!
Bueno, que pensé que buscarías un azul príncipe, nunca una verde rana!!!
ResponderEliminarBuenísimo el micro, una gran sonrisa en esta mañana fría...
Saludos enormes. Que tengas bonito día.
Joer qué miedo, una medusa hablando, jajaja ya en el mar cualquier cosa puede ser...
ResponderEliminarUn saludo indio Adivín
DoñaAnaBotelladeAznar estaría encantadísima con este relato-cuento, donde se emparejan medusas con ranas... porque ya sabes que "medusas con medusas" es un horror ;)
ResponderEliminarMe gustó, sí (disculpa la ironía, es solo una broma)
un abrazo :)
¿Todavía quedan príncipes entre las ranas? ¿has vuelto a la charca? Igual todavía sigue buscando...
ResponderEliminarSe ve que la princesa estaba acostumbrada a tratar a sus siervos con muy poca delicadeza, menuda forma de pedir ayuda.
ResponderEliminarEspero que el beso la haya convertido de desagrdable medusa a dulce rana. Las cosas de palacio van despacio.
Saludos.
Muy ocurrente, Adivín. A eso se le llama matar dos cuentos de un tiro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Jajaja, me encanta, esa otra manera de mirar los cuentos y por supuesto muy inteligente la solución para ayudar a esa medusa parlanchina.
ResponderEliminarbesitos
Muy bien, Adivín. Ya te veía con los labios hinchados.
ResponderEliminarÉsto denota un tremendo corte científico.
ResponderEliminarMe dejó dudando si las ranas comen medusas o es al revés.
Estoy peor que Sócrates, pues cada día ignoro más.
Me encanta tu teoría. Si te hacen duque es que funcionó.
ResponderEliminarMe ha hecho sonreir el final, pero también me pregunto ¿cómo sería tu gorro que hasta la medusa se fijó en él? :)
ResponderEliminarSaludos.
Tal vez alguna rana también estaba bajo el efecto de un hechizo...
ResponderEliminarMe pregunto x q no le encajaste un super pico,jajaja
Tal vez era tremenda medusa ;)
Besos
Hola Rosa, cuando vas a la playa los niños son un encanto, se meten por cualquier escondrijo.
ResponderEliminarHola Nicolás, la realeza nos dirige su indiferencia de una forma tan encantadora.
Hola Citizen_0, la alta tecnología siempre fue nuestra gran clave para salir para adelante.
Hola Montse, es que el narrador fue maestro antes que fraile y trae a raya a los personajes.
Hola MJ, o hermafroditas si así lo deseas, tus ideas son órdenes para mí.
ResponderEliminarHola Imelce, pobre medusa, su vida está en dudoso futuro por un quítame allí esa sal.
Hola Patricia, siempre fuí muy irreverente con la aristocracia, hasta el pedo lo echan de Cardín, aunque también huela mal.
Hola Luna, el color es lo de menos, la importancia está en el protocolo.
Hola No Comments, en la mar te encuentras de todo, hasta una sardina dorada.
ResponderEliminarHola Mariluz, aquí puedes echar la ironía de esa índole que desees, estamos en un país libre y la risa es muy sana.
Hola Canoso, la charca, la Zarzuela, el Buckingham Palace ese,..., el sitio es lo de menos, lo importante es la clase.
Hola Jose Luís, me parece a mí que a la realeza ni invitándola en un paraíso fiscal es delicada.
Hola Pablo, aquí a tiros, a espadas o a mazos, todo es posible en este mundo de fábula.
ResponderEliminarHola Elysa, los cuentos se actualizan de una forma ultrarrápida, que se lo digan a las ranas que han cambiado de pareja.
Hola Malena, los labios, los oídos,... y tantos sitios en los que se pone esa malvada medusa.
Hola Carlos, la ciencia está perdida, la aristocracia la domina.
Hola Cybrghost, temo que me hicieros mamporrero, así que no te lo aconsejo.
ResponderEliminarHola Eduardo, ese es el mejor secreto guardado, el gorro del guionista, es muy salado.
Hola Respirando, la medusa y la rana se casaron y fueron muy felices en Lesbos.
Gracias y blogsaludos a todos.
Me gustó mucho tu relato! :) me fascinan las historias para niños.
ResponderEliminarSALUDOS
PD: muchisimas gracias por tu visita a mi blog :)
Mmm, un poquillo predecible el final. Espero que no se descompensara gravemente al caer en agua dulce.
ResponderEliminarHola Julian, me gusta mucho jugar mentalmente con las historias de niños, pero quizás no lo haga mucho en el blog. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarHola Yun, la "pobre" va a echar en falta la sal, cosas de la vida.
Blogsaludos a los dos
Igual una de tus ranas era un ciberprincipe encantador...
ResponderEliminarJajaja, me ha encantado tu fábula... espero que encontrara la rana adecuada, aunque en realidad es un sapo el que debe convertirse en pricipe...
Bueno, sea como fuere... seguro lo ha encontrado..o ha muerto en ese agua tan poco salerosa..
Pero mejor quedarse con el colorín colorado...
Besos de cuento.
Hola Gala(tea), el colorín colorado se ahorra mucha explicación.
ResponderEliminarBlogsaludos
Con tu permiso me llevo esta medusa a la charca de las ranas, valga la redundancia con tu micro jaja. (charcaderanas.blogspot.com)
ResponderEliminarSaludillos