Salió de su casa a por el pan. Parecía jugar. Cada vez que se encontraba con un tapa del agua, la niña saltaba a la pata coja. Quién la veía, decía que eran cosas de niña. Pero ella, sabía hace tiempo que si lo dejaba de hacer su madre moriría. Iba concentrada. Dando saltos una y otra vez. De repente, vio a otra niña haciendo lo mismo. Ambas corrieron a la tapa siguiente. Chocaron y cayeron al suelo. Las dos lloraron desconsoladas. Una señora que las vio, dijo:
-Tranquilas niñas, no ha sido nada.
Lo que no había entendido la señora era que ambas estaban de luto.
(Este micro participó en el Vendaval de Microrrelatos y forma parte de los 101 microrrelatos publicados en mi blog en asturiano)
Leí tu micro en el vendaval y me gustó mucho. Quizá hubiese quitado la última frase.
ResponderEliminarUn abrazo. Pasaré por aquí a menudo.
pobres chiquillas!!! :(
ResponderEliminarme ha gustado mucho
saludos
Bienvenido Torcuato, me alegro que te haya gustado. Posiblemente quede mejor con la frase final quitada, pero la suerte está echada, que dicen los de Colorado. Nos vemos.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Maria Luisa. Me honra que te guste.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Adivin Serafin, no tuve tiempo en de leerlo en el vendaval, me ha gustado, mordaz y certero.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias TR, este micro tiene ya cerca de dos años y es uno de los que más me gustó escribir en aquella tanda.
ResponderEliminarBlogsaludos
Dan miedo esos pequeños rituales mágicos, acciones "absurdas" con un significado tan hondo que crean verdadera ansiedad...
ResponderEliminarBlogabrazo
Hola NiñoCactus, bienvenido a este tu blog. La ansiedad siempre nos aterra, pero todos nos dejamos envolver por ella. Es desquiciante, agobiante,... y cuantos adjetivos le queramos dar. Algún día nos dejará de rondar, aunque ese día nadie le quiere.
ResponderEliminarBlogsaludos
Adivín, este relato no lo recuerdo del Vendaval (¡aquello era una locura!), pero me gustó.
ResponderEliminarSaludos.
Pobres! Con un poco de maña, y menos precipitación, seguramente cabían las dos encima de la tapa... Malditas prisas!
ResponderEliminarHola Jesús. Cuando las histiorias te hacen tilín, lo mejor es dejarlas a ellas que hablen.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias Jose Manuel, espero crear más historias que te enganchen,
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Virginia. A veces los niños luchan hasta por una hormiga. Su mundo es maravilloso, aunque a veces sea triete.
ResponderEliminarBlogsaludos