9/7/10

MICROINVITADOS

Esta semana son tres los microrrelatos que he invitado. El primero es de Su, con su blog Aprendiz de Palabras. Su micro "Cartas" logra con su sencillez de hechura impresionar al lector. Es un micro para disfrutar leyéndolo.
Cartas


Todas las mañanas esperaba con impaciencia la llegada de su cartero. A veces incluso no podía evitar esperarle con la puerta abierta cuando los perros de los alrededores la avisaban de que se estaba acercando, le encantaba ver su cara de sorpresa al verla esperándolo. Le hacía mucha ilusión que alguien a quien apenas conocía fuera capaz de expresar sus sentimientos a través de hermosas cartas anónimas de amor.

Todas las mañanas veía como se le iluminaba la mirada cuando abría su puerta y recibía aquella carta. Había ocasiones en que ya incluso abría antes que le diera tiempo de tocar en ella. Cada día se enamoraba más del brillo de aquellos ojos cuando leían las palabras de amor anónimo que él mismo escribía. No pasaba mucho tiempo allí, el justo para que ella abriera el sobre, leyera y pudiera observar como, según iba avanzando, se le iba iluminando su rostro. Cada vez que ella le confesaba la mezcla de sentimientos que le generaban esas cartas, se le hacía un nudo en el estómago.

Un día fue ella la que le entregó una carta a él. En ella sólo unas palabras: “¿Te apetece un paseo por la playa?”
 

TR tiene en su blog En Pocas Palabras algo que a todos nos gustaría, aplomo a la hora de escribir y decir. Su micro "Navajas y Burdeles" te mantiene en la intriga hasta dar con su respuesta. No sobra ni falta palabra, están todas colocadas en su justo sitio.

Navajas y burdeles

Cuando el barbero cerceno de un navajazo certero, la patilla y la oreja a su cliente, este dio un grito estremecedor.

El mismo grito que dio en el burdel Rachel, cuando abrió aquel regalo.


¿No te gustaría contar ovejas blandas y esponjosas? Jesús te da esa oportunidad en su microrrelato aparecido en Intitulado. Con "La Cuarenta y Tres" te retrotrae a los cuentos que nos contaban de críos antes de irnos a dormir. Con la candidez que tenemos de niños, el micro te envuelve en el mundo de contar ovejas.

La cuarenta y tres


Los párpados me pesaban como estores de plomo. A punto de traspasar el umbral del sueño y quedarme dormido, la ovejita cuarenta y tres tropezó con el último listón de la cerca y se lastimó el hocico y dos patas. ¡Quién podría abandonarla así, entre balidos de dolor y miradas de súplica! Y como buen pastor decidí ayudarla. Eso sí, luego tuve que comenzar de nuevo el recuento.

6 comentarios:

  1. Hola Adivín.

    Me han gustado mucho los tres, pero el primero tiene una ternura que me ha cautivado.

    Me has descubierto nuevos blogs, gracias.

    Besitos de jengibre.

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  2. Yo los había leído ya, muy buena selección.
    Abrazos

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  3. Me ha sorprendido positivamente el primero, tal vez porque era el único relato que no conocía, cuando conoces el final la sorpresa es menor, aunque la calidad de los tres es muy buena.

    Buena selección.

    un abrazo

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  4. A mí me han encantado las ovejitas pero procuraría bajar la cerca no vaya a pasar la noche en vela.

    Saludos.

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  5. Gracias por escoger otro de mis micros, Adivín. Encantado de compartir 'podio' con Su y TR. Ya había leído los micros en sus respectivos blogs, y también me gustaron.

    Saludos,

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  6. Hola amigos, he estado liado y no he podido responderos hasta hoy martes. Una de las cosas que he hecho mejor en mi blog ha sido la de publicar micros de otros. Podía haber publicado otros y serían igual de buenos, estoy seguro. Pero los publicados fueron los que me hicieron tilín esa semana. Gracias a todos, unos por cederme los micros y otros por entrar en internet y leer esta bendita microliteratura.


    Blogsaludos

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