MI PADRE
Me gusta jugar con mi padre. Mi mamá siempre está ahí, pero mi papá aparece cuando es importante. Las batallas a cosquillas son mis favoritas. Mis manos intentan cogerle cuando las suyas ya me dominan y me someten. No puedo parar de reir. Es extraordinario. Los pocos días que me trae al cole, me compra cromos, chuches y algún que otro tebeo. Es único. Ahora está en uno de sus viajes de negocios. Cuando sea mayor, voy a ir yo a los viajes para que él pueda descansar. Ayer vi a un señor que parecía su hermano gemelo. ¡Anda! Y la que iba con él, vaya como se parecía a usted, profe. Acabo. ¡Mi papá es el mejor!
Ilustrador:
Miguel Jiménez
Los niños no enjuician, es tan tierno!
ResponderEliminarHay amores ciegos, por suerte. Me gustó Adivín!
ResponderEliminarSaludos!
Qué papá más bueno...
ResponderEliminarEl niño es muy feliz; como todos los niños, me imagino :-(
Le pondré un 9,3 sobre 10.
Un saludo,
Este relato me ha hecho recordar sensaciones de mi infancia. Me ha gustado mucho y la ilustración genial! 1 blogabrazo!!
ResponderEliminarEs una bonita carta!
ResponderEliminarHola Anita. Efectivamente, los niños no enjuícian aunque a veces usan la crítica desmesurada de sus padres.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Claudia, me parece que los mejores amores son los ciegos, te quieren sin prejuzgar.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Jesús, pareces un jurado de saltos de trampolín dando puntos. Los niños por desgracia no son siempre felices, hacen todo lo posible por serlo, pero a veces no lo logran.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Manuel, esas son las sensaciones que todos queremos recordar y algunos no nos dejan. Es duro crecer, pero encima hacerlo para que seas productivo aun lo es más.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias Juan, me honras con tus palabras.
ResponderEliminarBlogsaludos
No sé por qué, siempre se quiere más al que menos tiempo pasa con uno... muy logrados, los ojos del niño :)
ResponderEliminarHola Virginia, el querer es muy escogido, siempre mira a uno de soslayo y pone su nariz en la coronilla.
ResponderEliminarBlogsaludos
Muy bonito Adivin. Me ha gustado como cuentas el juego de las cosquillas. Aunque este padre es infiel, atiende a su hijo con amor y además, el fruto de su infidelidad es con una señora con la que su hijo, parece, se lleva bastante bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Torcuato. Gracias por tus palabras para con este micro. Es muy especial para mi, por eso no soy parcial.
ResponderEliminarBlogsaludos