El carcelero abre la celda y deja salir a la comitiva. Comienza un paseíllo por la prisión, en la que el carcelero, mientras hace girar sus llaves, sabe de su culpabilidad por su forma de mirar. Son muchos años trabajando en el corredor de la muerte como para dejar escapar ese detalle. El silencio contempla la marcha del reo. Parecen moverse al mismo compás en cada uno de los túneles por los que discurren. Al llegar a la sala donde se va a realizar el rito, el carcelero jefe, un poco espeso en sus deducciones, sabe también de su culpabilidad. El encargado del botón, según lo mira, reconoce su sonrisa de psicópata y se apiada del preso. El sacerdote, con su voz cansina, le da su bendición y le pide al del botón que lo haga despacio. Se sienta. Sonríe a un lado y a otro y aprieta ese botón imaginario que le da la virtud de estar por encima del bien y del mal.
Buen relato Serafin, la muerte da pena siempre pero bajo estas condiciones da horror pensar en la barbarie.
ResponderEliminarUn saludin
Gracias Anonima Mente, espero verte en el vendaval el domingo.
ResponderEliminarBlogsaludos
Pena de muerte, un horror humano y el placer de sentirse el creador por un momento al apretar el dichoso botón.
ResponderEliminarUn abrazo
Es triste pensar que por el hecho de apretar un botón tienes el poder sobre la vida de otro.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Jesús.
ResponderEliminarCada día que pasa es más notorio que la gente que esta a favor de la pena de muerte es la que a la vez está en contra de los abortos. Son así de conscientes de que son como veletas, se mueven segúa va el viento de su ilustrísima.
Blogsaludos
Con la de botones que tiene una sotana y tienen que jugar con el de la pena de muerte. Cosas de la vida, TR. Ellos son los grandes espíritus de la humanidad, nosotros simplemente somos la carne de cañón.
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Hola Su, te doy la bienvenida a mi blog. La desgracia está en el hecho de que ellos apritan siempre los botones que acaban con nuestras vidas y nosotros sencillamente los ignoramos. Nuestras vidas están en sus manos, no en las nuestras, ni en las de la suerte, ni en las de ...
ResponderEliminarBlogsaludos
¿Acabará algún día de existir? Por suerte o desgracia supongo que de sueños también se vive.
ResponderEliminarSaludos
Hola Miguel. Lo primero es darte la bienvenida a mi blog. Lo segundo, desgraciadamente, es decirte que estoy completamente de acuerdo contigo. Así todo, nuestros blogs se impregnan de sueños que a veces hacen tambalear al sistema, aunque sólo sea en sueños.
ResponderEliminarBlogsaludos
No soy partidario de acabar con ninguna vida, por lo que una situación así, real en muchos lugares, me inspira una profunda tristeza.
ResponderEliminarsaludos
Se gastaría menos el sistema en poner un método correctivo de readopción y reubicación a menores delincuentes,que en el aparato de prisiones y cámaras de ejecución.
ResponderEliminarLo horrible es que ante éstas fallas,hoy día han surgido hasta compañías privadas,para enfrentar la demanda de población encarcelada.
Y para los políticos es un negocio más.
Todo porque no entienden que la humanidad se desequilibra ante tanta desigualdad.
Al mundo le urge reorganizar sus sistemas operativos para reciclar lo que está mal y tornarlo en bien.
Conque se comprometieran a instalar una zona experimental donde rigiése una justicia social y económica,pudiéramos ser testigos del sorprendente resultado.
Cuantos habemos que nos sentimos fuera de planeta.
A veces pienso que por éso escribimos.
Bienvenido cuando guste pasar a mi blog
http://www.themicrostories.blogspot.com
Canoso, ya somos dos, o dos mil, o dos mil mellones, o ...
ResponderEliminarBlogsaludos
Carlos, bienvenido a este tu blog. Si realmente fueran a la cárcel los que incumplieran la ley, los que las hacen serían los primeros.
ResponderEliminarBlogsaludos