28/11/11

PUNTUALIDAD INGLESA




Algunos días de la semana iba a ver a su marido al hospital. Cogía el ascensor, llegaba a su planta, paraba en todas las habitaciones y charlaba con toda la gente. Alcanzaba la habitación de su marido cuando apagaban las luces para el sueño nocturno.

Un día se equivocó de piso. Llegó a un hall que le conducía a tres pasillos a cual más repleto de habitaciones. Escogió el del centro y empezó a recorrerlo, hablando apacible con todos sus ocupantes. Horas y horas de encantadoras charlas le acarrearon el saber que se trataba de un laberinto. Tras largos años de amplias visitas, se dio cuenta que cumplía un horario preestablecido de rigurosas citas. Con lágrimas en los ojos llegó a aquella habitación, de la que nunca conoció la luz hasta aquel día.




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24/11/11

CORRUPTO DE AMOR





Corrupto de amor,
me muevo por tu cuerpo
deshilachado de dudas.
Rozo de sensaciones glutinosas
tu desdeñado corazón
que se bate en triste huída.

Te escondes,
ataco.
No respondes,
me abato.

Corrupto de amor,
disculpo mi pesar con entredichos
que tú aceptas.
Suelto de amor
tu desolado palpitar
y enredo mi partida.

Ahora,
me escondo,
atacas.
No respondo,
te abates.






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21/11/11

EL CONFESOR



Un domingo más dirigió sus pasos para el confesionario. No sabía muy bien porque lo hacía, nada más se confesaban las beatas y siempre tenían los mismos pecados. Empezó su tormento.

-Ave María purísima.

-Sin pecado concebida.

-Hace tanto que no me confieso que no me acuerdo cuando fue la última vez.

Gritó estupro, salió de la iglesia y no volvió nunca jamás. Las miradas aún se hacen cruces.





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17/11/11

MICROINVITADOS 25

NO COMMENTS



Agradezco la invitación de Nel y dejo claro que no soy profesor de nadie, tan sólo alumno de todos. Y de todos y de mi experiencia voy aprendiendo que en la creación y composición de un microrrelato se distinguen varias etapas:
- La primera es tener la idea.Ésta surge de cualquier manera, en cualquier lugar y en cualquier momento. Lo importante es estar atento para cazarla.
- Una vez que se tiene una idea, lo siguiente es intentar plasmarla bien sea de manera tradicional, con bolígrafo y libreta, bien sea de manera más moderna, con soporte digital.

- Ahora toca escribir, leer, borrar, buscar, corregir, escribir, releer, corregir, dejar el texto reposar, releer, corregir, escribir, dejar de nuevo el texto reposar… y reducir el número de palabras hasta que creamos que nuestro microrrelato está listo para salir a la luz.

Importante es el papel del título. En un género donde lo que abunda es la síntesis, la elipsis, la sugerencia y la brevedad, el título es esencial (y no siempre fácil acertar con el adecuado).
En el caso de “¿Rascacielos?” la idea nació a partir de una situación cotidiana como es el trayecto en un ascensor. Mi atracción, casi obsesión, por las agujas del reloj, por el inexorable paso del tiempo, por la potencial fascinación de viajar en el tiempo, hizo el resto. Se me ocurrió relacionar bajar en un ascensor con disminuir el número de años y subir con lo contrario. Así el descenso en un ascensor te lleva a la infancia y el ascenso hacia la vejez.
Con el título jugué a que al ser un rascacielos un edificio con muchas plantas, el protagonista en su ascenso, cumpliría muchos años. Y en interrogante porque en el rascacielos de la vida como en el del micro, desconocemos el final, desconocemos hasta qué piso llegaremos.


¿RASCACIELOS? 


Recientemente instalaron un nuevo ascensor en el edificio; el anterior se atascaba cada dos por tres y subir hasta el octavo piso suponía un gran esfuerzo.
El día que lo estrené, descendiendo hasta la planta calle, durante el trayecto sucedió que primero me creció el pelo (cuando ya era calvo hacía un par de años), luego noté en la cara acné juvenil y finalmente, justo cuando el ascensor se detuvo, me encontré babeando, a cuatro patas y con pañales.
Desconcertado, alcé la cabeza y los botones quedaban altísimos.
Ante la ausencia de vecinos, tan sólo pude gatear escaleras arriba con la suerte de que ya en el primer piso, me crecieron los dientes y en el segundo, aunque inestable, mi cuerpo se enderezó.
Ahora voy por el piso setenta, ayudado por un bastón.




ESTEBAN DUBLÍN



Desde hace más de 20 años, Millonarios Fútbol Club, equipo del que soy hincha fervoroso, no gana una estrella en el torneo local. Hace poco ganó un título en un campeonato de menor importancia (algo así como la Copa del Rey en España). Sin embargo, Millos, como le decimos los hinchas cariñosamente a nuestro club, es el equipo más laureado de Colombia con 13 estrellas. Soy un fanático de estadio, voy, grito, me transformo y vibro con el quehacer de mi equipo con una pasión casi irracional. En medio de todo esto, es mi familia la que ha tenido que lidiar con mis rabietas cuando pierde Millonarios. Por esto, por la gran rivalidad que existe con otros equipos colombianos y por la sequía de títulos, la estrella 14 se ha convertido en una obsesión para todos los hinchas albiazules. Este microrrelato nació de ese asunto de vida o muerte en que se me convierte el fútbol cada vez juega el equipo al que le profeso devoción, pero también es un homenaje a mi familia (en la figura de mi madre), que, soportando mis berrinches durante tantos años, se ha contagiado de esa emoción irracional sufriendo tanto o, incluso, más que yo en cada partido.



Síndrome del hincha furibundo

Soy –para qué vamos a negarlo– una víctima del fútbol. Cada vez que mi equipo pierde, muero. Hombre, pero no muero en el sentido delhincha tradicional que dice qué dolor, me quiero morir, sino que memuero de verdad, verdad. Mis amigos me suben a la ambulancia desde el estadioal hospital, ahí fallezco y luego mi madre tiene que correr con todos misgastos funerarios. Así sucede cada vez que perdemos. Eso sí, uno o dos domingosdespués, cuando ganamos, me levanto de mi tumba, me quito el polvo y me voy a lacancha de nuevo. ¡Dale, Millos, dale!, grito al ritmo del tambor, con mivida a la deriva de acuerdo con el éxito o el fracaso de mi equipo. No sécuántas veces tenga que morirme de nuevo, pero por su economía, mi madre se haunido a mis oraciones para que mi equipo gane un campeonato de una vez portodas y ahí, descansando en paz, sí quede bien muertito.






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14/11/11

CUESTIÓN DE EXTRATERRESTRES



A los doce años, comenzó su periplo en defensa de sus orígenes extraterrestres: veía todas las películas y documentales que trataran de otros planetas; compraba cuanta revista saliera al mercado sobre ovnis; iba a charlas y actos en los que se tratara el tema de civilizaciones de fuera de la Tierra… Nadie le podía quitar la idea de que lo habían dejado aquí unos extraterrestres y de que sus padres terrícolas se habían ocupado de él a duras penas.

Sus padres abandonaron toda esperanza de recuperación. Él, sin embargo, estaba más seguro de sus orígenes alienígenas. Intentó con todas sus fuerzas entrar en la NASA e ir en misiones espaciales. La Agencia pensó que se trataba de un enajenado mental y, con todas las buenas palabras de las que fueron capaces, se libraron de él. Se unió a grupos que andaban buscando ovnis por cuantos vericuetos era posible y logró ser uno de los popes a base de duro trabajo.

Dirigiéndose a un posible encuentro intergaláctico, su coche derrapó, dio amplias vueltas de campana y se precipitó barranco a bajo; allí le llegó su último aliento. En su testamento ordenaba fehacientemente que quemaran su cuerpo y esparcieran sus cenizas por el Universo. La NASA se desentendió de su última loca voluntad. Sus amigos en creencias vieron muy difícil realizar sus deseos desde la Tierra. Pensaron y pensaron. Buscaron y buscaron. Al final esparcieron sus cenizas por el Universo, un puticlub de carretera que habían encontrado.






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10/11/11

VENTANA DE RAMA ROTA




Ventana de rama rota,
que estrechas mi pesar
en una fatalidad soñolienta,
abre tu golpear
y deja salir la añoranza.

No duermas mis esperanzas
en la morada de la palabra.
No enciendas mis oscuros roces
en la rama que golpea mi cantar.

Ventana de rama rota,
que escondes mi desdicha
en la platea del sigilo,
abre tu golpear
y deja salir la añoranza.





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7/11/11

AL QUIOSCO




Hoy, como todos los fines de semana, me ha dado veinte euros mi abuela. Apenas abandono su casa, enfilo para el quiosco en busca de sus glotonas chucherías. Desde hace mucho que me está rondando la idea, pero hoy va a ser el día en que la voy a llevar a cabo. A Avelino, el quiosquero, al servirle a un cliente una revista de esas que tiene en la parte de adentro, le arrebato un chicle de fresa y me lo meto en el bolsillo. Al llegar mi turno, le pido con mucha prisa unos caramelos y algunas gominolas, pago sin apenas mirarlo y salgo corriendo. Él se debe de coscar de mi jugada e intenta pillarme.

-Alfonso, vuelve en seguida.

Huyo como alma que lleva el diablo. Aquel hombre debe de ser adivino, porque cámaras de vigilancia no tiene; vamos, no tiene ni frigoríficas. El caso es que en casa lo conocen y lo tiene fácil para engancharme. ¡Vaya ladrón de pacotilla que estoy hecho! Aunque intento esconderme, mi madre me ve y me dice:

-¿Ya estamos gastando la paga de abuelita? ¿Cuánto te queda? Seguro que ni ún céntimo.

-Anda la osa, la vuelta.

La única adivina aquí es mi madre.




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