22/9/11

MICROINVITADOS

PABLO GONZALEZ


En respuesta a la gentil invitación de Nel Morán, contaré que el origen de este micro está en una imagen incluida en un cuento de mi hermano Daniel. La primera oración resume dicha imagen. La segunda introduce un elemento fantástico pues el universo jamás ovaciona a las plantas, a no ser que nos encontremos ante un trébol al que le dio por crecer en mitad de un estadio de fútbol. Por tanto, el protagonista es un trébol; y el micro también: tres frases de seis palabras; o bien, tres ciclos de tres sílabas tónicas. Ellos representan, en tamaño microscópico, las tres fases de la vida: crecimiento, esplendor y muerte.


TRÉBOL

Extiendo mis hojas hacia la luz. El universo me regala una ovación. Me destruye la bota del futbolista.





AGUS


En mi caso, el proceso de creación de un microrrelato parte de un estímulo: una imagen, una palabra, una situación... Nada excéntrico, nada especial. Tampoco sabría explicar la manera en la que uno de estos estímulos se convierte en material literario. No existe a priori ningún criterio, ningún augurio (ojalá), ni siquiera una mera intuición.

 Inmediatamente, intento escribir. Nunca dejo que el estímulo se desarrolle por sí mismo y se convierta en una historia antes, en mi cabeza. Es más, desecho aquellas historias que se me presentan ya casi cerradas, y en el caso que valga la pena escribirlas, confieso que son las que más dificultad me entrañan y con las que menos disfruto. Siempre tiene que existir cierta sensación de vértigo, un componente de desasosiego, incluso cierta incógnita, que sólo a medida que las frases avancen será desvelada. Y sólo entonces, al concluir el primer borrador y leerlo, descubro si el estímulo era válido, si contenía alguna historia dentro o, si por el contrario, resultó estar hueco y vacío.

Tras este primer borrador, me convierto en lector. Y me pregunto acerca de la idea que contiene la historia, de la forma, del lenguaje... Una vez tengo claro hacia donde quiero ir, vuelvo a escribir el texto una y otra vez, añadiendo, quitando, hasta tener la sensación que todo está sujeto, que no falta ni sobra ninguna palabra.

 Luego me olvido del texto, lo guardo y le doy cierta distancia. Incluso experimento cierto sentimiento de  desafección. Si la pieza se me aparece, si la recuerdo, incluso si la repaso mentalmente, es una buena señal. Y es en esta parte del proceso donde hago los últimos cambios; pequeñas modificaciones que tienen que ver con el ritmo y la cadencia.

 En fin, os dejo con Movimiento vertical de zapato. Quizá, una de las piezas donde más se pueda intuir esta forma de trabajar, quizá.

MOVIMIENTO VERTICAL DE ZAPATO

 



Los zapatos vuelan.

Luis es más tonto que un zapato.

Al aire, en movimiento, se le llama viento.


Todo depende de la velocidad.


Que el zapato vuele.

Que Luis sea tonto.

Que el aire viento.


La inteligencia se mide en yardas.

La ausencia de zapatos en pies.


Luis no se mide.


Luis es un impacto en forma de zapato.

Una ausencia de viento.

Un aire.


 
V
e
r
t
i
c
a
l
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El 27 de setiembre estaré invitado en Pasen y Vean de Agus y sus Previsiones Metereológicas de un Cangrejo 2.0, espero veros allí.
Amigos, me he de despedir hasta noviembre pues me voy para A Coruña a descansar antes de volver a ponerme mi Toxina Botulínica que ha de luchar contra la espasticidad ocasionada por mi Derrame Cerebral. En ese mes, noviembre, he de buscar un apartamento donde poder vivir en paz y libre de mis vecinos molestones, así que no va a ser un mes normal, aunque espero encontraros de nuevo. Saludos y que la vida os sea lo más brillante posible. Hasta entonces, blogsaludos.





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18/9/11

LA CIGARRA Y LAS HORMIGAS



El calor del verano llevaba a la cigarra a beber buenas cantidades de cerveza y comer yerbas de todo tipo, algunas incluso la alegraban más de la cuenta. Su guitarra sonaba día y noche en el bar mientras le traían las ricas viandas y el público aplaudía.

Un hormiguero trabajaba a destajo cerca del bar. Cualquier fruto, vegetal o masticable era portado por sus hormigas sudorosas en plena desazón estival. Habían prometido que nungún invierno volverían a pasar hambre y desde entonces lo habían cumplido.

El otoño paso a su lado sin apenas poder pronunciar la palabra invierno. El hormiguero se estaba cerrando a cal y canto. Un suave llamar se dejo oir en su puerta principal.

-¡Ah, eras tú! La que te pasaste todo el verano contemplándonos desde el bar: la cigarra cantarina.

-Ustedes perdonen, era mi trabajo. Soy de una Agencia de Recalificación y he controlado toda su recoleción de comida. He de decirles que, tal como esta el mercado, han recolectado ustedes Grano Basura, que no les dará ni para pagar nuestro insustituíble trabajo.



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14/9/11

LLORAR Y LLORAR




Llorar y llorar,
lloro en silencio;
aunque se encienda la luz,
se apaga el tiempo.

Inclino mi brisa funesta
de tus recónditos pensamientos,
ahuyento mi corazón apenado
de tus carnes de viento.

Llorar y llorar,
lloro en silencio;
aunque se encienda la luz,
se apaga el tiempo.

Déjame ser tu nube
en días de apagado aislamiento,
déjame el contacto
del humo soñoliento.

Llorar y llorar,
lloro en silencio;
aunque se encienda la luz,
se apaga el viento.




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11/9/11

HOMBRE DE PAJA TELEVISIVO




La música les anunció que el programa estaba a punto de empezar. Su padre iba a ser entrevistado por el reportero más visto de todas las televisiones estatales. Era su primer entrevistado del día, su hombre de la calle, su cualquiera, el que rellenaba el tiempo de programa hasta que la gente se enganchara, mientras iban llegando los invitados de postín.

-Hoy tenemos entre nosotros a un hombre con el que la vida fue dura –frase ritual con la que empezaba todos los programas-. Apenas tenía usted 15 años cuando se casó y tuvo su primer hijo. ¿El primero de cuántos, señor Rabanedo?

-¡De 15 formidable muchachos!

-No lo dudo. ¿Tuvo que tener una vida muy activa?

-Pues lo he hecho 14 veces en mi vida.

-No cabe duda que usted es hombre de una sola mujer…

-Pues…, ¡ahí es donde se equivoca…!




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7/9/11

MICROINVITADAS 23

SU



Hoy tengo el gusto de volver a formar parte de este espacio, de compartir con Adivín Serafín y con todos ustedes unos garabatos de aprendiz.
Nunca he sido de enrollarme mucho, ya de pequeña mal lo pasaba cuando parecía que cuanto más escribieras en un examen más probabilidades de aprobarlo tenías, quizás sea por eso por lo que me maravilla la posibilidad que nos ofrecen los micros para expresar en pocas palabras grandes ideas.
Aunque suelo ser bastante reflexiva, mi manera de escribir no lo es tanto. Puedo tener claro el principio de un micro, pero por muy pocas palabras que tenga, rara vez conozco su final. Así sucedió con A expensas de ti, le tengo especial cariño porque su gestación fue como mágica, un comienzo meditado y un final totalmente inesperado hasta para mí.
Espero que les guste.


A EXPENSAS DE TI


Me encantó despertarme y verte a mi lado, sentir tu olor y tus brazos rodeándome. Pero una gran impotencia me invadió cuando despertaste y desaparecí de un plumazo.




CITIZEN_0



"Se marchitó" es una historia más de las muchas que pienso y que siento como reales. "Había palabras pero no servían de mucho", no es un título al azar para el blog donde escribo mis micros. Obedece a la incapacidad de expresar los mundos que imagino y poder trasmitir todas las sensaciones que tengo cuando los pienso. Reconozco que aun no he conseguido el resultado que esperaba.
"Se marchitó" es una ventana a la tristeza absoluta y la soledad. Pero es una tristeza hermosa que casi se puede tocar y oler, en un mundo donde los sentimientos viven sus vidas como lo hacen las personas. Cierro los ojos y pienso en una parte de ese mundo, lo que allí habita me cuenta su historia.  Había palabras pero no servían de mucho para enseñaros el mundo que tengo en mi cabeza, espero que al menos os agrade el resultado.


SE MARCHITO

La soledad es algo que se siente una primera y única vez, el resto de las veces que creemos sentirla ya no es lo mismo, porque nuestra mente es muy lista y se ampara en que al menos, uno se tiene a sí mismo. Pero esa primera vez que nos coge tan de imprevisto, puede llegar a ser demoledora. A mi hermano le pasó el 16 de agosto del 57, a eso de las 5 de la tarde, cuando yo me morí. Desde ese día, como dicen los viejos, no levantó cabeza. Mi madre lo llevó al médico para ver qué solución podían darle, pero el médico le dijo “Señora , su niño se ha marchitado”. Así que en vista de que tenía dos hijos y ahora solo le quedaba medio, puso a mi hermano en la habitación más fresca de la casa, la que daba al patio, para conservar lo poco que le quedaba de descendencia. Le abría al atardecer la ventana para que entrara la brisa y el aroma del Galán de noche. Pero no parecía que mejorara, cada vez tenía más ese color amarillento y crujía como el papel antiguo si se movía. Un día, sin más, se desmoronó en un montón de polvo y la brisa de la noche se lo llevó finalmente en una ráfaga suave.
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4/9/11

MONTAÑEROS



Al poco de dejar los lagos de Covadonga, una niebla espesa apenas nos dejaba ver las marcas de pintura que guiaban al refugio de Vegarredonda. La escalada entrecortaba su ritmo, hora para beber agua, hora para buscar las líneas pintadas, hora para echar una parrafada…

El sol nos sorprendió en mitad de una charla. Levantamos nuestras caras al calor de las sombras, acariciando nuestra fría piel y adormilándola. Paula nos esparció crema. En mitad de riscos y vaguadas nos apareció un pueblo que nadie nos dibujó en el mapa. Salieron a recibirnos a las puertas de las casas, saludándonos con sus manos y abrazándonos con sus miradas. Dirigieron nuestros pasos para la casa más alejada. Parecía un palacio, con escudo arrogante en mitad de su entrada. Daban la impresión de esperarnos, con la mesa preparada, la sidra enfriando en el grifo y las viandas colocadas. Entre bocado y bocado, nos hicieron degustar unos bailes, acompañados por músicos e incluso una gaita. Semejaban las fiestas sacramentales de aquel villorio. La noche cayó entre danzas y canciones, sidra y charla. Todo hasta dar con el cuerpo en una dura cama, preparada en el piso de arriba, en una gran sala.

El tedio se apoderó de nuestras almas. Los píes no intentaron huír en ningún momento del lugar. Días y noches pasaban entre ensayos de bailes y canciones. Niebla densa de espíritu cansino y ronco. Estábamos esperando al sol, a los nuevos habitantes de la majada.




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