El despertador sonó con más potencia de la esperada. La cabeza apenas puede aguantar el más mínimo ruido. No me acuerdo de dónde puse la espuma de afeitar. La cuchilla, tengo que cambiar la cuchilla. Aquí está la muy ladina, un ligero movimiento y a colocarla en la maquinilla. Me fastidia repartir la espuma hasta en los dientes, debo poner más cuidado. A empezar el afeitado; siempre lo hago por el cuello para que la espuma no se extienda por mi bata. Pero… ¿qué son esos chillidos? La cuchilla tira de mi mano, se va de mi piel. ¡Condenada cuchilla! Parece como que me tenga alergia. ¡Ah, me he cortado! ¡Maldita bastarda, conmigo no vas a poder! ¡Ah! Vaya tajazo, mejor cojo la toalla para secar la sangre. ¿Pues no parece que está lloriqueando la muy condenada? ¡Lo que me faltaba, una cuchilla pacifista! Conmigo no vas a poder. Te voy a tirar a la basura. Aunque tengo una duda existencial: ¿Dónde te tiro, a la basura para reciclar o a la orgánica?
Ja, ja
ResponderEliminarDudas existenciales mañaneras.
Un abrazo.
Dale un chance a la cuchilla, que igual se ha levantado con el pie izquierdo.
ResponderEliminarUn abrazo mañanero y con sueño
Sí, la verdad es que es un poco lioso eso de saber a que basura va cada cosa... Pero eso de encontrarse con la cuchilla asesina ya de buena mañana es criminal...
ResponderEliminarQuerido Adivín, ahora soy yo la que se toma unas vacaciones. Seran muy cortitas, sólo una semana. Pero estaré alejada de la tecnología. Necesito descansar y recargar baterías. Eso sí, me llevaré mi ya famosa libretita para ir escribiendo las ideas que vayan surgiendo.
Nos leemos a mi vuelta. Besitos de jengibre.
Te diría que a la orgánica, porque va untada de sangre ;)
ResponderEliminarMe gusta el ritmo que le has dado
Mundo monólogo tan bueno que te has marcado hoy, casi me he visto reflejada muchas mañanas ante el espejo desvariando (sin afeitarme, claro está) Un beso
ResponderEliminarEsa cuchulilla anda busciando bronca, deshacete de ella cuanto antes en el primer tacho que encuentres.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno, no quiero ni pensar lo que te pasaría con una guadaña.
ResponderEliminarSaludos.
qué gracioso, leí: "a la basura existencial o a la orgánica", Saludos!
ResponderEliminarDivertido.Buen monólogo.Arrojarla a donde sea, basura es basura. Un abrazo
ResponderEliminar¿Lloriquea por lo que ha hecho? ¿O por que presiente su final? Debo ser rara porque a mi me ha dado pena la cuchilla.
ResponderEliminarBesos adivín.
Adivín, que se vaya adonde quiera.
ResponderEliminarSe lo merece.
Saludos.
Hola Torcuato. Es como lo de si dudo que dudo, dudo y te corto.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Anita. La cuchilla fue la que no salio de juerga ayer, pobrecilla.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Jengibre. Nos leemos a la vuelta. A mi también me mandaron descansar una semana cada mes.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Virginia. Sí, la orgánica, pero cuando le ves todo el plástico te entran las dudas.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Maite. Con los ojos todavía entornados y la boca abierta y cerrada a partes iguales. ¡Qué escena! Si los espejos hablaran.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Patricia. Creo que la he tirado a la de la ropa. Con el manchón de sangre seguro que disimula.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Rubo. La guadaña me pasa muchas veces por la cabeza, aunque esta vez el destinatario es otro.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Juan. La lectura sería muy buena, más filosófica pero asesina así todo.
ResponderEliminarBlogsaludos.
Hola Héctor. Pero hemos de pensar que hay muchas clases de basuras y no por eso tiro a mi alcaldesa.
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Hola Chula. Pobre pero lejos. Que corte a otro.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola José Manuel. Se ha ido, gracias a dios. Y con ella se fueron todas las cuchillas, cuchillos, navajas,...
ResponderEliminarBlogsaludos