El calor del verano llevaba a la cigarra a beber buenas
cantidades de cerveza y comer yerbas de todo tipo, algunas incluso la alegraban
más de la cuenta. Su guitarra sonaba día y noche en el bar mientras le traían
las ricas viandas y el público aplaudía.
Un hormiguero trabajaba a destajo cerca del bar. Cualquier
fruto, vegetal o masticable era portado por sus hormigas sudorosas en plena desazón
estival. Habían prometido que nungún invierno volverían a pasar hambre y desde
entonces lo habían cumplido.
El otoño paso a su lado sin apenas poder pronunciar la
palabra invierno. El hormiguero se estaba cerrando a cal y canto. Un suave llamar
se dejo oir en su puerta principal.
-¡Ah, eras tú! La que te pasaste todo el verano
contemplándonos desde el bar: la cigarra cantarina.
-Ustedes perdonen, era mi trabajo. Soy de una Agencia de
Recalificación y he controlado toda su recoleción de comida. He de decirles que,
tal como esta el mercado, han recolectado ustedes Grano Basura, que no les dará
ni para pagar nuestro insustituíble trabajo.
.
Hacienda llega a todos los que trabajan duramente...A los ricos no les molestan...
ResponderEliminarBesazos desde el aire Adivín.
Serafin, me he reído con esta fabula de la vida. Hace tiempo que ya no vale el "ora y labora". Las veces que hemos sentido la fabula de Esopo.
ResponderEliminarHace unas semanas hice sobre ella una broma en mi blog, te la dejo aquí, por si quieres pasar...
Un abrazo, y buen texto.
http://xavierblanco.blogspot.com/2011/08/135-lo-peor-de-hacerse-mayor-1.html
Si es que los impuestos alimentarios, y las recalificaciones sobre el terreno hacen de la labor de los honrados trabajadores un lucha contra los impuestos... no siempre "honrados".
ResponderEliminarEstá claro que en esta vida no se puede trabajar tanto...
Besos mediterráneos.
no quisiera equivocarme pero creo que has tenido un despiste ortográfico (Vianda, creo)
ResponderEliminarPobres animnales-humanos, es igual en toda la escala biologica.
ResponderEliminarQue desmoralización, después de tanto trabajo recibir una observación de esa categoría. Menos mal que viene de un haragán.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
¿Y se lo dice ahora, cuando ya no hay remedio? Hay que jorobarse.
ResponderEliminarOye, como la vida misma.
Muy bueno
Aquí no se escapa ni dios...
ResponderEliminarjajajaja
Un abrazo
Ay, Dios mío, si están hasta en los cuentos!!!! :)
ResponderEliminarAdivín, gran vuelta de tuerca del cuento original y la mar de actual. Ya me caía mal la cigarra, ahora peor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buena metáfora, muy buena comparación, las Agencias de Calificación (habría más) y la cigarra. ¡Malditas!
ResponderEliminarUn saludo indio
Debieron darse cuenta de quien era cuando la vieron cantar y beber, ya no hay cigarras como las de antes...
ResponderEliminarAbrazos
Siempre he pensado que la cigarra tenía mucha jeta, pero lo de ahora...
ResponderEliminar¡Odiosa cigarra!
Abrazos.
Me he reído muchísimo con este micro, Adivín.
ResponderEliminar¡Cuantas cigarras nos rodean!
Un abrazo y cuídate(nos).
Muy buena reintrepretación de la fábula, además con un realismo aplastante ..:):)
ResponderEliminarA mi siempre me ha tocao' ser hormiga :(
Saludos
Qué hija de... la cigarra. NO le diera una cirrosis... Muy bueno Adivín, como la vida misma.
ResponderEliminarExcelente fábula clásica adaptada a nuestro tiempo.
ResponderEliminarY cómo no, nos tocará seguir siendo hormiguitas trabajadoras en este mundo gobernado por cuatro cigarras hijas de puta.
Un abrazo fuerte,
Manu UC.
Buena fábula, ahora con las elecciones las chicharras no pararán con la guitarrita de siempre xD.
ResponderEliminarUn saludo.
Mira que me he podido reír, Adivín. No hay más que mirar a nuestro arrededor para ver a esas cigarras.
ResponderEliminarBesitos
¡¡¡que triste ser hormiga en un mundo de cigarras!!!
ResponderEliminarbueno no, buenísimo tu micro... Esopo se sentiría orgulloso de tu versión.
Besitos de jengibre.
Con música se trabaja mejor. Ya era hora de que se le reconocieran sus talentos a la pobre cigarra. Ahora, que nos salió un poco ceniza la tía.
ResponderEliminarAbrazos,
PABLO GONZ
Los cabrones de la Agencia de Recalificación. Una ajustada vuelta de tuerca a la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
No me gustan nada los granos basura, ni los especuladores, ni los banqueros, ni los políticos... tampoco los vagos.
ResponderEliminarSaludos Adivín, llevo una semana que paso poco tiempo aquí delante y leo y salto sin dejar mi pequeña huella.