Desmenuzo tu cuerpo en relámpagos de amor
mientras respiro verboso el planear de tu alma.
Acaricio los arrumacos que encienden
la delicadeza de tu esencia,
la pulpa de tu tino,
la seda de tu mirar.
Descompongo las señales que me extenúan,
que acercan mis labios a tu ventura,
a esa delicada fuente de fruición,
de deleite desperdigado,
de espera consabida,
de amor,
de tu amor.
Y me uno a ti en una insurrección silente,
escondida entre tu regazo,
tu abanico de placer,
tu delirio afrutado,
tu clímax,
tú.