14/5/13

LEYENDA ESPACIAL


 
 
Sacó el carné de conducir naves espaciales el mismo día que le contrató la empresa de viajes interplanetarios. Su duda inicial se rompió al comprobar lo cierto que era lo dicho por su amigo: “Si quieres salir del paro, sácate el carné de conducir cohetes”. Firmó contrato y le mandaron tripular una nave hacia la luna. Su base espacial necesitaba víveres con urgencia. Le dieron un neceser interestelar, un uniforme y una tarjeta Espavisa para gastos cósmicos.
No supo si fue largo o corto el trayecto a la Luna: los suspiros, el control de los mandos y sus sueños entrecortados no le dejaron calibrar. La llegada a la base lunar y su recorrido de pasillos lo desorientó. Tuvo que tomar un taxi para acercarse a su hotel. Pasó un día muy raro: metido en su cuarto, mirando prospectos lunares de los lugares más visitados y películas exuberantes.

 

Entró en la nave espacial para iniciar su viaje de vuelta. Se aseguró que recargaran el combustible, subieran las hortalizas del invernadero lunar y sellaran la valija de correos. Cerró todas las compuertas y dirigió sus pasos al pasillo que lo llevaba al centro de mando. Al entrar se asustó, otro tripulante muy charlatán iba a hacer el viaje con él.
A mitad del trayecto, su compañero enmudeció. Sus ojos no se movían de un punto en la galaxia. Su voz, apenas audible, le informó que el lugar señalado por su dedo fue donde chocó hacia mucho tiempo con el meteorito.



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8/5/13

PUERTAS


 
 
Mi único descanso es mirar tu imagen ausente y dejar que tus puertas se entreabran y entren los sonidos desprovistos de amor. Ansío silente que suceda despacio mientras abraso de engaños los minutos. Aguardo. Confío. Analizo cada palabra que barrunto tras esa puerta cerrada, que no me suena a ti, que no me suena a nada; decido entornar la vida para facilitarte el paso en tu ansiada carencia. Espero rendido que tu recuerdo no se haya perdido mientras salpico de soledades tus penurias. Aguardo. Confío. Exploro cada sílaba que crepita tras esa puerta entornada, que no me recuerda a ti, que no me recuerda a nada; doy un paso y abro de par en par la vida que recela de tu partida lejana. Espero apasionado que tu verbo se junte al mío mientras cuelo desesperado el desafecto. Aguardo. Confío. Tanteo cada letra abierta a ti sin piedad, sin olor, sin sabor, sin nada; salgo cansado de tanto gozne que me aisla de tu persona, que me aisla de la ausente llegada de tu primavera, que me aisla de la vida.

No es lícito gemir en este hastío de nostalgia escasa. Tanto tiempo soñándote y jamás te di mi número de puerta, mi número de vida, mi dirección de la ternura, mi amor dormido.

Ni cerrada. Ni entornada. Ni abierta. Mi ansia sólo se refugia en el olvido.
 
 
 
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2/5/13

CORTO CORTO




Era un microrrelato tan sumamente corto que el autor tuvo que trocear su única letra.


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